Agradezco a Paty Corro, quien encabeza la dirección del periódico 24 Horas Puebla, por la incorporación —lunes a viernes— de la columna Rumor sin Fronteras a las páginas del diario.

Como ha sido el caminar de 40 años en el periodismo de este tecleador, será un aporte objetivo, veraz y que retrate el acontecer político y social.

Mil gracias Paty Corro.

Vayamos al tema de hoy.

El general Antonio Nava Castillo encabezaba la naciente CNOP —Confederación Nacional de Organizaciones Populares— y Donato Miranda Fonseca —temido y aguerrido guerrerense— era el poderosísimo secretario de la Presidencia de México, que presidía Adolfo López Mateos.

Se acercaba la sucesión de Puebla. Iniciaba 1963.

La entidad era gobernada por Arturo Fernández Aguirre ante la renuncia de Fausto M. Ortega, que apenas era el segundo mandatario electo por seis años; todos los anteriores mandatarios constitucionales su periodo era de cuatro años.

Y Donato Miranda buscaba ser el sucesor de López Mateos, por lo que creaba un grupo político en el país.

Miranda logró el VoBo presidencial y el oriundo de San Juan Ixcaquixtla se alzó con la candidatura y llegó a Palacio de Gobierno con una legión de fuereños y militares a gobernar el estado.

Pero, en la “interna priista”, Aarón Merino Fernández peleó con todo la candidatura a su paisano Nava Castillo, pues ambos nacieron en Ixcaquixtla.

Don Antonio llegó a Palacio de Gobierno de Puebla.

Y don Aarón arribó al gobierno del territorio de Quintana Roo.

DONATO MIRANDA PONE A NAVA CASTILLO Y DONATO  MIRANDA LO TUMBA

Transcurría el segundo año de mandato del general Nava Castillo y el 25 de agosto el Congreso del estado aprobó la Ley de Producción, Introducción, Transporte, Pasteurización y Comercio de la Leche, lo que obligaba a los pequeños productores, de Chipilo y Cholula, a vender a precios ínfimos su producto lácteo a una empresa pasteurizadora.

Trascendió que el general Antonio Nava se asoció con los empresarios Eduardo Cué Merlo y Rodolfo Budib en la pasteurizadora.

Y vino la represión policiaca contra los lecheros.

Y se dio la revuelta.

Y las detenciones.

Y la intervención de maestros y trabajadores universitarios de la BUAP en apoyo de los lecheros.

El caldo de cultivo para la caída del general estaba dados, pues su contralor, coronel Luis Sánchez Domínguez, era autoritario y déspota.

Al igual que el director de Tránsito, Pedro Zaldívar, mayor de la Fuerza Aérea Mexicana.

Y qué decir del director de Gobernación, coronel Ciriaco Tista Montiel.

Ante la traición de Nava Castillo a Donato Miranda en la sucesión presidencial, pues terminó apostando por su paisano Gustavo Díaz Ordaz, desde la CNOP nacional que lideraba Alfonso Martínez Domínguez, se respaldó la revuelta de los lecheros para que cayera el general.

Y el 30 de octubre de 1964 Aarón Merino Fernández rindió protesta como gobernador del estado por cuatro años—.

Ni el presidente de México, y paisano, Gustavo Díaz Ordaz, pudo salvar a Nava Castillo.

Tampoco sirvió que haya sido medalla de Bronce en Polo en los Juegos Olímpicos de Berlín, Alemania en 1936.

AHÍ ESTÁ UNA PARTE DE LA HISTORIA DE PUEBLA

La historia de la participación universitaria del 64 con la caída del general Antonio Nava Castillo, de la dimisión al gobierno del también general Rafael Moreno Valle en 1973, ahí está y documentada.

Y antes, en 1960, el poderoso clan Ávila Camacho llevó a que dimitiera Fausto M. Ortega.

Fueron tres consecutivos sexenios convulsos. De revueltas. Sangre, muerte y destrucción.

Y 60 años después, la comunidad universitaria toma las calles para gritar y exigir: ¡ni una más… ni uno más!

Fueron 100 mil estudiantes de universidades públicas y privadas que marcaron la semana pasada un antes y después de la Puebla de los 60 a la Puebla del siglo XXI.

¿Qué sigue?

La acción de frenar, detener, contener la Puebla bañada en sangre por el serial de feminicidios, levantones, descuartizados, atracos y demás, está en manos del gobierno.

En manos de un sinaloense y un chiapaneco está la seguridad de Puebla y los poblanos.

¿Lograrán revertir la brutal inseguridad?

¿O seguirán los días negros, de terror y pavor?

Al tiempo.

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