Es histórica –44 años de vigencia– la relación tensa, de imposiciones, ordenamientos y genuflexión que ha imperando del gobernante en turno con el alcalde de la capital en turno.

Únicamente el doctor Alfredo Toxqui Fernández de Lara tuvo en su sexenio (1975-1981) un trato atento, cortés y de respeto a la autonomía municipal con los dos ediles, Eduardo Cué Morán y Miguel Quiroz Pérez.

Pero de Guillermo Jiménez Morales, Mariano Piña Olaya, Manuel Bartlett Díaz, Melquíades Morales, Mario Marín Torres a Rafael Moreno Valle y José Antonio Gali Fayad imperó la “ley no escrita”… gobernador es el UNO y presidente municipal el DOS.

Y como el alcalde capitalino estaba –y está– sujeto al apoyo presupuestal del mandatario, amén de la ejecución de obras conjuntas para la ciudad y cuyo presupuesto no le alcanza, pues no le quedaba otro camino que atender órdenes e indicaciones “superiores”.

Así aconteció con:

Guillermo Jiménez Morales y los ediles Victoriano Álvarez García y Jorge Murad Macluf.

De Mariano Piña Olaya con Guillermo Pacheco Pulido y Marco Antonio Rojas Flores.

Para continuar con Manuel Bartlett Díaz y los ediles Rafael Cañedo Benítez y Gabriel Hinojosa –primer alcalde del PAN–.

Melquíades Morales Flores con Mario Marín Torres y Luis Paredes Moctezuma –segundo edil panista en la era priista–.

Mario Marín Torres con Enrique Dóger Guerrero y Blanca Alcalá Ruiz.

Rafael Moreno Valle Rosas –primer gobernador del PAN– con Eduardo Rivera Pérez, José Antonio Gali Fayad y Luis Banck Serrato.

Una característica de las turbulentas relaciones gobernador-presidente municipal fue que tratándose del mismo partido en la administración gubernamental era PRI vs PRI.

O bien, PAN vs PAN.

Claro, sin olvidar PRI vs PAN.

NUNCA UN GOBERNADOR ACUSÓ QUE POLICÍAS DE ALCALDE ESTUVIERAN

LIGADOS CON CRIMEN ORGANIZADO

Lo anterior viene a colación porque desde la era del Maximato en Puebla años 40 y 50 del siglo pasado, con Maximino y Rafael Ávila Camacho –hermanos del presidente Manuel Ávila Camacho–, hasta Rafael Moreno Valle, no se vio una acción tan virulenta, ruda y violenta de un mandatario contra un edil.

Mucho menos tratándose que ambos gobernantes pertenecen al mismo partido político.

Y con un presidente de México del mismo instituto político.

Y que enarbolan la bandera de la 4-T… “La Cuarta Transformación”.

Lo que lleva a Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, Luis Miguel Barbosa Huerta, gobernador del estado, y Claudia Rivera Vivanco, presidenta municipal de Puebla.

La disputa inicia cuando Barbosa Huerta anunció: “Habrá nueva titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en el municipio de Puebla”, lo que implicó el cese fulminante de Lourdes Rosales Martínez.

El viernes de la semana pasada se presentó Carla Morales Aguilar –mujer de todas las confianzas de Ardelio Vargas Fosado, asesor de seguridad del mandatario– a la sesión de Cabildo para rendir protesta al cargo.

Pero “su nombramiento” no fue incluido en la orden del día. Y no rindió la protesta de ley.

La respuesta del titular del Ejecutivo no se hizo esperar y alegando que “al existir causas de fuerza mayor, la ley le da la facultad para nombrar titular de seguridad pública en el municipio”.

Y el miércoles, Claudia Rivera… “no designó a Carla Morales –por cierto, tiene siete meses de embarazo– en seguridad pública”, durante la sesión extraordinaria de Cabildo.

Expuso que “hacía valer el municipio libre y su decisión está apegada al artículo 115 constitucional, fracción séptima, que cita: “La policía municipal está a cargo únicamente del presidente municipal”.

Por lo que ayer, Luis Miguel Barbosa acusó “ligas de la policía de Claudia Rivera con el crimen organizado”.

Soltó que la “secretaría de seguridad municipal tiene nexos con la delincuencia organizada”.

Por lo que se presentará una denuncia penal contra los mandos policiacos.

Y llamó a Claudia Rivera a “acatar la designación de Carla Morales”. De no hacerlo, procederá en términos de la Constitución para concretar el nombramiento, toda vez que existen causas de fuerza mayor.

Vaya espectáculo.

¿Será el sello que dejó Raciel López en la Fiscalía de Chiapas y que hoy estamos viendo en Puebla, pues está al frente la Secretaría de Seguridad Pública del estado?

Al tiempo.

 

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS PUEBLA

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