En apenas un año la calificación del presidente Andrés Manuel López Obrador, que ya muerde la línea reprobatoria, cayó 19 puntos, de acuerdo con la encuesta de Reforma. Sólo 59% avala su gestión. En Puebla, otra medición, la de C&E Research, le da 62% de aprobación, a ocho meses de que comience formalmente el proceso local electoral en noviembre. El domingo, en su natal Macuspana, el tabasqueño enfrentó reproches contra el gobernador y el alcalde, de su mismo partido, y suspendió, enfurecido, su discurso en un acto de entrega de apoyos. En nuestra entidad un descontento similar se vive contra varios gobernantes emanados del lopezobradorismo, Morena está extraviada en sus conflictos internos y tiene su peor momento. A kilómetros de distancia es previsible que ese Efecto Macuspana tenga también repercusiones. Y la cita de 2021 está muy cerca.
Las crónicas del acto del domingo en Macuspana, Tabasco, describen que nunca antes el Presidente se había mostrado tan descompuesto.
Una mayoría de los asistentes al acto reprocharon con gritos la “corrupción y mal gobierno” del alcalde Roberto Villalpando y del mandatario estatal Adán Augusto López.
“¡Villalpando es un ratero!”.
“Y Adán es un corrupto, no hace nada!”.
“¡Qué no robe!”.
“¡Qué no engañe!”, consignan los textos de varios enviados.
Los dos surgieron, como López Obrador, de Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
“¿A mí también me van a gritar?”
Son “grillas”.
Es “politiquería”, fue la respuesta de Andrés Manuel, antes de suspender su discurso en su misma tierra.
Ese, que podríamos bautizar como Efecto Macuspana, con otras expresiones se siente en Puebla.
Varios alcaldes lopezobradoristas tienen calificaciones desaprobatorias.
Han decepcionado totalmente y ni siquiera llegan todavía a la mitad de sus mandatos.
¿También los defendería López Obrador con esa furiosa vehemencia?
Tampoco el presidente de la República está en su mejor momento, como para considerarse con calidad moral para cobijar a sus correligionarios.
Ni en Puebla ni en otros sitios.
Tras el malestar del domingo, en Palacio Nacional les amaneció con otras malas noticias.
El tabasqueño ha tenido una caída súbita en los últimos tres meses.
Es de nueve puntos de diciembre a la fecha, de acuerdo con la encuesta que este lunes publicó Grupo Reforma.
Y si se hace el comparativo con marzo de 2019, la caída es de 19 puntos.
Hoy ya está en la franja de “reprobado”.
Apenas 59% de los consultados le dan su aval.
Mientras la ley de la gravedad le pega a la popularidad de Andrés Manuel, su partido tampoco levanta.
Morena ha perdido más de cuatro meses en sus conflictos internos, y hoy no tiene dirigencia nacional ni estatal estatutarias.
Está en el tránsito, una vez más, de presidencias interinas.
En octubre comenzará formalmente el proceso electoral federal 2020-2021.
En la primera semana de noviembre el Instituto Estatal Electoral (IEE) declarará abierto el local.
En Puebla, los números del lopezobradorismo tampoco son buenos.
El presidente de la República tiene 62% de calificación, de acuerdo con Campaigns and Elections Mexico (C&E Research).
Ese análisis, también publicado el lunes, pone a nuestro estado por encima de la media nacional de calificación para AMLO, que es de 59% y coincide con los números de Grupo Reforma.
Mala imagen de muchos gobernantes y legisladores lopezobradoristas en el estado.
Descontrol partidista en Morena.
El líder del morenismo, el Presidente, en caída libre.
La cita de 2021 tocará la puerta en unos meses.
¡Qué momento!
Pareciera que solamente hay dos caminos:
Recomponen la ruta a contrarreloj.
O ser sepultados por el Efecto Macuspana.