A un año y cuatro meses de haber asumido la Presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador enfrenta una caída de más de 30 puntos –entró con el 80% en diciembre 2018–, donde el crimen organizado, la ola de feminicidios y la marcha del 9 de marzo han conformado una trilogía que le está impactado negativamente día con día.
Por si algo faltara, se da el arribo a territorio nacional del coronavirus –Covid-19– que lleva al gobierno federal a tomar la decisión de adelantar las vacaciones de Semana Santa y suspender todas las actividades educativas del 20 de marzo al 20 de abril, determinación que acatarán los 32 estados del país.
Cuarto elemento –coronavirus– que llevará a una parálisis económica, puesto que se suspenden hasta fin de año todas las ferias, eventos artísticos, deportivos, culturales y exposiciones.
Atorón económico que se agrega a la trilogía del crimen organizado, feminicidios y marcha del 9 de marzo.
Por ello, se empieza a ver a un Andrés Manuel irritado, molesto y hasta intolerante.
Ahí está la visita que hizo a su terruño en la primera semana de marzo, al lugar donde nació… Macuspana, Tabasco, sus paisanos se dedicaron a lanzar denuestos, abuchear, silbar y gritar consignas contra el mandatario tabasqueño Adán Augusto López Hernández.
No dejaban hablar a López Obrador.
Por lo que también él gritó.
Y amenazó con retirarse del mitin.
Y AMLO en su casa tuvo un fuerte desencuentro con sus paisanos.
La semana pasada tuvo otro choque con la población en gira por Sonora. Un grupo de mineros se le cruzó en el camino y obligó a detener la camioneta.
Y López Obrador se vio más que molesto, irritado, con gestos adustos no dejó que los mineros le expusieran sus quejas.
Amén de sus mañaneras con su desafortunada postura sobre los feminicidios, a los que desdeñó y/o minimizó.
La respuesta le llegó a bote pronto en las redes y espacios mediáticos, con calificativos de misógino e intolerante.
O que le daba más valor e importancia a que no pintaran el pórtico de Palacio Nacional que a la brutal ola de feminicidios.
Aunado al tema del… ¡Avión!
El avión que será rifado, pero que no se entregará a quien gane la rifa de la Lotería Nacional.
Avión que se debe y por lo tanto el dueño no es el gobierno de México.
Pero ya están impresos, y a la venta, seis millones de boletos de la Lotería Nacional, con 100 premios de 20 millones cada uno.
Y lo que primero causó impacto, terminó por desencantar a la población, al ver a un mandatario más interesado en la rifa del avión que atender y contener el índice delictivo en el país.
Que sumado a la marcha del 8 de marzo –Día Internacional de la Mujer– y la monumental del 9 de marzo… ¡Ni una más!
Ha llevado a la caída de popularidad y aprobación de su mandato.
44.9 % ENCUESTADOS
REPRUEBA GOBIERNO DE AMLO
En su caminar de campaña de 2018 –como la de 2006 y 2012–, López Obrador culpaba –y no quita el “dedo del renglón”– al gobierno de Peña Nieto y su política fallida de seguridad, como a la “Mafia del Poder”, a las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón, de ser los culpables de la violencia, corrupción y demás males en México.
Señalaba con dedo flamígero los 26 mil asesinatos por las disputas de los cárteles del crimen organizado, donde gente inocente moría en el fuego cruzado.
Resulta que en el primer año –2019– de gobierno de López Obrador se registraron 38 mil crímenes dolosos.
Presumió que con la Guardia Nacional se detendría y bajaría el índice delictivo, y resulta que no, dado que el México violentado por los cárteles día a día arroja muertos y más muertos.