Los grandes intereses nacionales parecen también beneficiar al gobernador Miguel Barbosa, quien tiene que sentarse a esperar pacientemente en su tablero para ver cómo van a jugar los panistas a nivel nacional y Movimiento Ciudadano, para después hacer su jugada.
Partiendo de que el albiazul tiene excelentes candidatos, al mandatario estatal le basta con sentarse a ver cómo se destrozan entre ellos, cómo se hacen trizas para después ver quién es el que sobrevive y elegir a cuál de ellos va a enfrentar.
Pero otro hecho que parece favorecer al gobernador Miguel Barbosa es el escenario nacional, el cual es complicado para el panismo y su aliado, Movimiento Ciudadano, cuyo emblema es el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, quien ya midió fuerzas con Barbosa Huerta en 2019 y salió derrotado.
A nivel nacional Movimiento Ciudadano tiene amplias posibilidades de ganar la gubernatura de Nuevo León, pero también están en juego muy importantes alcaldías, como la de la capital, Monterrey, misma que quieren tanto el PAN como MC.
Querétaro es otra de las joyas de la corona a disputarse y de la repartición que se haga, dependerá también el futuro de Puebla, es decir, saber en manos de qué partido político quedará la designación del candidato a la alcaldía de Puebla.
Marko Cortés Mendoza, líder nacional de Acción Nacional, ha demostrado tener un desdén hacia Puebla y sus problemas inexplicablemente, ya que la entidad representa la cuarta ciudad más importante del país y el quinto padrón electoral más grande, pero al parecer el panista lo desconoce, o al menos eso quiero creer.
Insensible, al igual que el Presidente de la república, para Cortés Mendoza el movimiento estudiantil poblano no le ha merecido ni un miserable tuit para mostrar su solidaridad con los jóvenes poblanos, quienes desde su trinchera luchan por cambiar las cosas en la entidad.
Desde su Olimpo, en Ciudad de México, el líder nacional del albiazul luce carente de reflejos, deja sola a la militancia de su partido, quien lucha en la medida de sus posibilidades por una “Puebla segura”, pero no reciben ni una palmadita en la espalda de quien en los hechos debería estar en Puebla para acompañar a su partido en esta lucha.
Es muy probable que Marko Cortés, como lo hizo en 2018 y en 2019, abandone otra vez al panismo poblano y lo entregue a Movimiento Ciudadano, lo cual no es del todo malas noticias, sobre todo si Tony Gali sobrevive a los embates que se aproximan y sale ileso para dar la batalla en 2021.
Basta recordar que a finales de 2018 y en 2019 Marko Cortés abandonó a su suerte al panismo poblano, dejando todo en manos de Morena, quienes terminaron por designar al gobernador interino en manos de Guillermo Pacheco Pulido.
Cortés Mendoza, ingenuamente, acordó con la 4T la gubernatura de Puebla a cambio de Baja California y terminó con las manos vacías y como el último sultán (y que nadie se sienta agraviado) de Granada Boabdil, llorando como mujer, lo que no supo defender como hombre.
Vamos a ver de que está hecho el tal Marko Cortés, en una de esas otra vez termina cediendo y le vuelven a ver la cara.
Pobres panistas poblanos, tan cerca de la victoria y tan lejos de Marko Cortés, lo cual al parecer puede resultar para bien, después de todo, dicen los que saben, que él no es quien toma las decisiones, sino Santiago Creel Miranda.
Si es así como se dice, entonces vendrán varias señales que nos permitirán saber qué tanto le interesa Puebla al panismo nacional, una de ellas sin duda será más que significativa. Un personaje podría volver como delegado del CEN del blanquiazul a la entidad y entonces sí se podría creer que al panismo nacional le interesa recuperar lo que alguna vez tuvo en sus manos.