La seguridad de la capital poblana desde ayer le corresponde a la nueva delegada Carla Morales Aguilar. Así que, si algo pasa, si hay errores, si continúa la inseguridad como hasta hoy, la responsabilidad no sólo es del municipio de Puebla sino del estado también.
El pleito fue muy grande como para que no vayan a entregar buenos resultados, se atacó y se puso en evidencia a un gobierno emanado de Morena y acusado por otro de Morena. Eso quiere decir que la medida es muy alta por el riesgo que conlleva. Es estar seguros de lo que se hizo y quiere decir que viene una limpia total en el área de seguridad pública en la ciudad.
La ventaja de todo este galimatías es que ahora sí estarán coordinados tanto los mandos estatales como los municipales y que, según lo que se lee entre líneas por tantos señalamientos y acusaciones, ahora sí cambiará el sistema de seguridad en la cuarta ciudad más importante de Puebla.
¿Será?
… (silencio).
Sería bueno que hicieran lo mismo con los municipios de San Andrés y San Pedro Cholula, así como en Huejotzingo, San Martín Texmelucan, Atlixco y Amozoc. Puebla capital no es una isla y en ésta la percepción de la inseguridad es más alta porque hay más habitantes y porque era hasta hace unos cinco años una ciudad muy tranquila.
Ahora ya no.
Es cierto que quien ganó la partida fue el gobernador, pero quien perdió fue Morena, pues se acusaron públicamente y quedaron heridas que saldrán a relucir el próximo año, cuando haya elecciones para diputados federales, locales y alcaldes.
Si la decisión de imponer a una delegada en seguridad pública fue buena, los resultados también se verán en las urnas del próximo año.
Lo más curioso de todo ello es el juego de la roña (tú eres morenovallista).
Hace unos años era lo mismo, pero con la palabra marinista. Y paredista, hinojosista y todo lo que termine en “ista” (bartlista, melquiadista, piñista, moralista y el largo etcétera).
Ahora todos los que nos caen mal o no nos convienen son morenovallistas. Lo peor de todo es que si nos ponemos a ver quién es y quién no, será como quién se contagió de coronavirus y quién no. Quién es portador y quién no.
Hay políticos, burócratas, empleados de primer y quinto nivel, periodistas, directores y dueños de medios, empresarios, ex legisladores federales y locales que se vieron beneficiados en el morenovallismo.
Y no digan que no porque hasta hay fotos y publicaciones. Nadie se escapa. Literalmente es como el viejo juego de la roña o el “tú las traes”, que hasta se vuelve infantil usar esos argumentos para buscar complots o conjuras donde quizá no siempre las hay.
Es cierto que hubo corrupción y actos despóticos en el morenovallismo. Es cierto que se crearon empresas fantasmas y factureras para enriquecerse a costa del erario, pero ni son todos los que son ni son todos los que están.
Todos sabemos quién hizo qué. Algunos actualmente son diputados, otros siguen en el sector empresarial y otros siguen sangrando el estado ahora con la bandera de la cuarta transformación.
No todos los que trabajaron la administración de Moreno Valle ni en la de Tony Gali eran parte de la mafia del poder ni del modelo de negocios, y es que si van a correr a todos los políticos corruptos o funcionarios ídem sus oficinas quedarían vacías, no se nos olvide que son políticos y que siempre aplica la máxima: “Quítate tú para que me ponga yo”.
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