Inty Gronneberg, cofundador de la empresa ecuatoriano-británica Ichthionque, afirmó que ha buscado estudios que cuantifiquen el incremento de la polución ambiental por desechos sólidos que se generan por la economía lineal de producción, consumo y desperdicio que se da en los hogares, sin éxito.

Aunque no hay estudios exactos sobre la cantidad total de desechos sólidos producidos en las ciudades que terminan en el mar, los científicos ecuatorianos temen que las prendas de protección usadas durante la pandemia por COVID-19 aumenten el nivel de basura y el impacto ambiental.

A estos, indicó, se suman las mascarillas, guantes de látex, frascos con gel antiséptico y alcohol, así como las fundas tipo camiseta que en los hogares se desechan sin ser almacenadas para un segundo uso.

La empresa que crea tecnología para limpiar los cuerpos de agua, aseguró que los desechos que la gente arroja en las calles se mueve con el viento y las lluvias y poco a poco termina en los ríos o en las redes del alcantarillado pluvial que a su vez llegan a los océanos.

“Hay una conexión del comportamiento de lo que pasa en tierra y en los océanos. Toda la contaminación que se da por los desechos sólidos en algún momento llega a un cuerpo de agua. Si nosotros vemos un incremento de la polución por un tipo de desechos sólidos como estas prendas que están en las calles y veredas, pues muy probablemente terminan en el mar”, expresó Grønneberg.

Sin embargo, precisó, lo que sí se ha cuantificado en estudios es que alrededor de 12 millones de toneladas de plástico van al mar cada año, de acuerdo con estimaciones tomadas que se hacen por dos semanas.

Verónica Arias, experta ambiental y directora ejecutiva de Ciudades de las Américas por el Cambio Climático, sugiere que la alternativa sería lavar los guantes con agua y jabón como se hace con las manos hasta generar espuma para que puedan volver a usarse.

Grønneberg afirmó que una alternativa para evitar que la basura plástica llegue al mar es generar procesos de limpieza y recolección, por lo que la compañía tiene previsto instalar una de sus tecnologías en el río Portoviejo, proyecto en el que ya se han invertido 150 mil dólares.

Azure, detalló, es la tecnología desarrollada por la compañía ecuatoriano-británica que tendrá la capacidad de extraer hasta 80 toneladas diarias de desechos, con los cuales se generarán productos comercializables como la llamada madera plástica en beneficio de las comunidades.

La primera parte del sistema, abundó, incluye una especie de flotadores que contienen y direccionan los desechos sólidos que flotan o están suspendidos en los primeros 1.5 metros de profundidad, mientras que la segunda es mecánica y extrae la basura con turbinas con la utilización de la energía solar renovable.

Remarcó que el objetivo es frenar la basura plástica antes de que llegue el mar, donde se degrada con la sal y se crea el microplástico.

Con información de Agencia Notimex.

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