Como “algo muy trágico y desconocido” es como Moisés Ramírez, poblano migrante en Nueva York, describe el Covid-19, el virus del que se contagió y que le arrancó a cuatro amigos cercanos.

El paisano, con 10 años en el extranjero, dijo desconocer cómo él y sus amigos adquirieron la enfermedad. Sin embargo, la fiebre, el dolor de garganta y la falta de aire los alertó de que corrían riesgo.

“Uno se imagina las cosas muy feas, como si uno no va a sobrevivir, pero tuve mejoría y sigo en casa con precauciones aún. Lo primero que yo tuve fue fiebre, dolor en la garganta, sientes que no respiras todo el aire que uno puede inhalar y tampoco al momento de uno sacarlo, sientes una presión en el pecho, pierdes el sabor de la boca (sic), en la comida no sientes los sabores, sientes los ojos como que te pican, escalofrío y lo más grave fue la falta de aire, que es lo más desesperante”, relató.

El hombre vive en el condado de Queens, donde hay muchos migrantes poblanos y relató que al principio de la contingencia no creían que fuera un virus grave y pensaban que las medidas eran para desestabilizar la economía, por lo que siguieron su vida “normal”.

Hoy, es una de las regiones más afectadas; sin embargo, aceptaron que tenían que cuidarse hasta que vieron cómo moría gente cercana a ellos.

“Todo vino a afectar económicamente, moralmente, afectó todo. Es un cambio drástico, de un día a otro te cierran todo, te dicen que no hay trabajo y la gente se alarma porque nadie estaba preparado a pesar que llevaba dos meses atrás en otros países. La gente aquí lo tomaba mucho a la ligera, se pensaba que no iba a llegar aquí, se piensa que es un súper país, de primer mundo, pero hubo muchas pérdidas”, reconoció.

Explicó que murieron tres mexicanos cercanos a él, uno poblano, así como un ecuatoriano. Lo más difícil, aceptó, fue que no los podía ir a ver al hospital y que murieron en soledad.

“Hice amistad cuando llegué a este país, hice una amistad muy cercana, todos los que se contagiaron seguían trabajando y se contagiaban en las multitudes en el tren, en la calle, no supimos dónde. En lo personal hubo cuatro pérdidas de personas muy allegadas a nosotros, es muy difícil porque no los puedes ir a visitar, moralmente pega mucho”, relató.

Aceptó que a los familiares no les pueden entregar los cuerpos; 48 horas después las funerarias los recogen y los creman. Los funerales son de escasos 40 minutos y sólo pueden entrar cinco personas, guardando distancia. Si los deudos tienen enfermedades crónicas, sólo les hacen una videollamada para que se puedan despedir.

Posteriormente los llevan al panteón y la familia ya no tiene trato directo con las cenizas de sus parientes.

Asimismo, Moisés aceptó que en Estados Unidos los están apoyando con atención médica sin importar su condición.

“Sí, ahorita no están discriminando, no te preguntan si tienes dinero o no, a todo mundo atienden, a muchos nos regresan cuando no tenemos los síntomas muy graves, pero si no puedes respirar, te brindan todos los servicios”, recalcó.

Reconoció que hay muchos apoyos para la gente que no tiene trabajo; sin embargo, deben estar legales en el país para poder recibirlos.

Actualmente, Ramírez ya está sano; sin embargo, recordó que en los tiempos de aislamiento se guardó en su cuarto para evitar que sus hijos de 10 y seis años se contagiaran. Tomaban todas las medidas de higiene para evitar que el Covid-19 alcanzara a su familia y actualmente desinfectan todo y se lavan las manos, además de que usan protección al salir para evitar otro contagio.

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