Lo prometido por el gobierno de la 4T se quedó en eso: en promesa. Al menos, en Puebla, la gata sólo fue revolcada. La corrupción vive su momento cumbre.
Algunos funcionarios engañan al gobernador Barbosa Huerta. Hacen negocios a sus espaldas. Llevan agua a sus molinos de manera desmedida.
El descaro es de tal medida que ni siquiera maquillan los bisnes. Uno de los más recientes fue el nombramiento del director del penal de San Pedro Cholula.
El elegido fue nada menos que Alfonso Rosales Arruti. Personaje conocido por sus largas uñas. También por el lazo familiar con el ex alcalde de Puebla Carlos J. Arruti, dueño de la mansión atrás de la Fiscalía ─4 Sur y 31 Oriente─.
Por cierto, propiedad que a su muerte heredó a su sirvienta, quien la vendió recientemente; pero esa es otra historia.
Si algo ha caracterizado la cartera de Rosales Arruti, como funcionario público y como abogado, es la corrupción. La Entrega lo comprobó en la antes Procuraduría como reportero de la fuente policiaca.
El abogado era secretario del no menos corrupto ex procurador Carlos Arredondo Contreras ─tuvo buen maestro─. Operaba cosas importantes, entre otras, propuestas de soborno a un servidor público.
Luego, como coordinador regional de Zacatlán, operaba ─vía Policía Judicial─ órdenes de presentación. Los cabos sueltos lo delataron y fue cesado. Como castigo, lo mandaron a la banca.
La mala fama como abogado lo llevó a la bancarrota. La subsistencia por cinco años fue dura. Andaba tronado económicamente.
Esperaba con ansias la venta de la casa de sus padres para repartirse la herencia con sus hermanos y para comprar otro cargo público.
De acuerdo con sus propias palabras, la dirección del penal le costó un millón de pesos. La inversión vale la pena porque, de acuerdo a sus cálculos, en un año duplicará la inversión.
El millón de pesos invertidos vale la pena. La operación del reclusorio es una mina garantizada. González Arruti lo sabe y aprovechará la oportunidad.
El agradecimiento a la Secretaría de Gobernación y la Dirección de Centros de Rehabilitación será a la altura de las circunstancias.
El flamante funcionario sabe sacar raja. No pidió que le dieran, sólo que lo pusieran donde hay. Y en Cholula hay de sobra. Basta ver el enriquecimiento de Luis Alberto Arriaga en la presidencia municipal.
REPORTE DEL INFORMANTE
Amargos recuerdos. Una historia personal de no gratos recuerdos asaltó a un funcionario en el enfrentamiento de Ajalpan el pasado 30 de marzo.
Al escuchar el apelativo de El Momo, líder delincuencial de Veracruz, un gesto de sorpresa y nerviosismo apareció en su rostro al tiempo de contestar los cuestionamientos de los reporteros.
La historia de los recuerdos, más que triste es traumática. No tiene pierde. En otra ocasión la narraremos con pelos y señales.
Por cierto, la disputa de la presidencia municipal de Ajalpan va más allá de la posible relación del alcalde con licencia con la delincuencia.