Transcurría la primera semana del mes de marzo y juntos, autoridades, sociedad, medios de comunicación y empresarios, repasábamos apenas la lección que nos acababan de dar los jóvenes universitarios que protestaron por el asesinato de tres alumnos (uno BUAP y dos UPAEP) y el chofer del taxi Uber que les acompañaba, marchando ordenadamente y sin causar caos por las calles de esta capital y otros estados de la república, cuando, apropósito del “Día Internacional de la Mujer” el 8 de marzo, diversos grupos se organizaron en una gran convocatoria nacional para protestar de la misma manera por la falta de resultados de la autoridad y el consecuente incremento en el número de feminicidios en el país. Cabe destacar que esta marcha cobró mucha más fuerza de la que esperaban, debido a la omisión del presidente Andrés Manuel López Obrador que, en su habitual rueda de prensa matutina, evitó y evadió por semanas no solo hablar del incremento en el número de feminicidios, también evitó darse por enterado de la marcha del 8 de Marzo y el paro nacional convocado para el lunes 9 #UnDíaSinMujeres. Todo esto resultó una provocación y no calcularon las consecuencias, apenas salían de una por los cuestionamientos al silencio del primer mandatario cuando ya estaban en otra por la disyuntiva de si debían o no descontar un día de salario a aquellas mujeres que participaron en la marcha #UnDíaSinMujeres. A la par, se generaba información sobre los contagios de #coronavirus en Estados Unidos que reportó su primer caso el 21 de enero y en América Latina fue Brasil quien dio cuenta de su primer caso el 26 de febrero. Recordemos que para esas fechas nos seguían recomendando los abrazos y portar las estampitas protectoras, haciendo caso omiso a las recomendaciones de la OMS, todo lo demás ya es historia.
Estamos terminando el cuarto mes del año y seguimos consternados por lo que hoy vivimos como consecuencia de la pandemia por Covid19. Ni la imaginación más febril hubiera podido delinear con tanto detalle lo que hoy padecemos:
Confinamiento oficial desde el 20 de marzo y hasta el próximo 30 de mayo.
Un ciclo escolar que se concluirá por Internet.
Una economía que se desplomó con indicadores que según dicen los expertos, no se veían desde 1932 cuando entonces se contrajo 14.8% al sufrir las consecuencias de la Gran Depresión de Estados Unidos.
La falta de un Acuerdo Nacional de Emergencia (gobierno-empresas) que permita tener una ruta clara y puntual de qué vamos a hacer y cómo para rescatar y reactivar la economía con apoyos a diversos sectores y no solo para los que estén inscritos en el censo del bienestar que se levantó en 2018.
Un incremento en la violencia doméstica al cierre de marzo con más de 26,171 llamadas de auxilio según los datos registrados en todos los sistemas estatales compilados por SNSP.
Para colmo, la gran paradoja de que aún en plena cuarentena se registre el mayor número de homicidios del año en un solo día: 114 el pasado 20 de abril y lo que falta.
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Las crisis son oportunidades, en lo familiar, en la relación de pareja, en la forma de operar y funcionar en las empresas, en la sociedad, en la forma de ver los congresos y convenciones con la gran inversión que esto representa, en la forma de vacacionar y divertirnos, en resumen, estamos aprendiendo a vivir de otra manera. Aún con todo lo anterior, no podemos olvidar que hacia el cuarto trimestre del año, estaremos en la antesala de la elección intermedia 2021 y los partidos, los gobernantes, los políticos y los aspirantes a un cargo de elección popular tendrán también la oportunidad de recuperar lo perdido ofreciendo soluciones reales y congruentes o perder lo ganado por demostrar que la curva de aprendizaje lo único que les dejó fue una gran incompetencia.