El tiempo corre y cada vez las posibilidades se cierran para elegir candidatos a la alcaldía de Puebla. Al PAN sólo le quedan dos fichas: Eduardo Rivera y Antonio Gali. Al PRI le quedan también dos opciones: Blanca Alcalá y Enrique Doger. Morena va por dos que se darán hasta con la cubeta: Gabriel Biestro y Alejandro Armenta.

Porque como bien dice Pepe Hanan “todos somos cuates hasta que nos gusta la misma chica”.

Si el PAN va solo, difícilmente le quitará la alcaldía a Morena.

Si los liderazgos panistas no se ponen de acuerdo, perderán en una oportunidad histórica. Si Humberto Aguilar, Ana Teresa Aranda, Francisco Fraile, Jorge Aguilar, Mario Riestra y demás correligionarios no firman un pacto de no agresión, Morena seguirá al frente.

El PRI irá solo y ahí veremos si lo que quiere es negociar –como ya lo ha hecho últimamente– o recomponer su situación interna. Ahí ya no importan sus pactos de unidad porque están tan divididos y se han traicionado tantas veces que ya no importa lo que pacten.

Morena irá con sus partiditos aunque no será lo mismo que en 2019 ya que el operador de esa elección ya no está en el primer círculo del poder. Y a muchos de esos aliados les incumplieron este 2020. Todos saben a quienes nos referimos, no es necesario ponerle nombre y apellido.

El partido en el poder está totalmente dividido.   

Aún no han definido a un dirigente estatal. En los municipios hacen lo que les plazca. La oposición, por ejemplo, le apuesta a que sigan las diferencias públicas entre el mandatario y la alcaldesa. Que se sigan acusando mutuamente en los medios de comunicación porque eso será usado en la campaña a 2021.

La ventaja que tiene Morena en este momento es que el Covid-19 les hace estar más expuestos en medios sin necesidad de hacer campaña. Les da, además, la ventaja de repartir despensas y recursos para “los más necesitados”. Y eso de ser Santa Claus en plena pandemia, no tiene precio.

2021 será un referéndum para las administraciones de Morena. Puebla calificará –aunque no vengan en la boleta– a los gobiernos federal, estatal y municipales. Morena cuenta con algo a su favor: no tiene oposición y sus críticas no encuentran eco ni en los medios ni en la sociedad.

A nivel nacional Marko Cortés es un cero a la izquierda, a nivel estatal, Genoveva Huerta es un robot que se le descompuso su programación tras la lamentable muerte de la pareja Alonso-Moreno Valle y que ahora sale a defender públicamente a personajes de dudosa actitud como es la familia Valencia de la Sierra Norte. 

Si el PAN llegara a ganar la alcaldía y la mayoría de las diputaciones es porque logró unir sus intereses y presentó una propuesta combativa que contraste a las actuales administraciones. Además de un voto de castigo a Andrés Manuel López Obrador por un tema eminentemente económico y de seguridad.

Si Morena logra mantener la mayoría en el Congreso del estado es porque la oposición continuó dividida, continuaron los discursos chatos de Cortés y Huerta. Y aún no hay quien sepa encabezar el encabronamiento ciudadano que ya permeó, al menos, en la clase media.

¿Cuánto durará el pequeño subidón en las encuestas de la gente de Morena? Hasta que la crisis sanitaria comience a llegar al bolsillo del mexicano. Cuando le empiece por llegar el requerimiento de impuestos, cuando tenga que decirle a sus empleados que ya no puede pagar, cuando el despedido no encuentre trabajo por ningún lado y cuando se aumenten los robos y los saqueos.

Si esa curva económica y de inseguridad la logran “aplanar” entonces sí habrá Morena para un buen rato. La ventaja es que no hay oposición y solo hay muchos gritones que todos los días en Twitter sacan sus frustraciones personales.

 

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS PUEBLA

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