La orfandad sexenal de Puebla y los poblanos tiene origen y razón de ser. El gobierno de AMLO decidió dejar sin apoyo al gobierno de Barbosa Huerta.

No es casualidad que el gobierno federal se haga de la vista gorda para apoyar a Puebla en la pandemia del Covid-19. Lo mismo sucederá en las elecciones del año siguiente.

El gobierno poblano morenista, en apariencia, deberá rascarse con sus propias uñas. Retener la mayoría en el Congreso, presidencias municipales y la capital del estado parecen causas perdidas.

Sin el apoyo del aparato federal y sobre todo los recursos económicos. Además de los desaciertos del gobierno barbosista, encaminan a Morena al precipicio.

El destino del gobierno barbosista fue sellado antes de la llegada al poder de AMLO y del mismo Barbosa Huerta. La herida que el segundo abrió sigue sangrando y no la olvida el Presidente.

El 9 junio de 2015 retumba en la cabeza de López Obrador como una punzada sin medicina. El dolor lo cobra y caro. La decisión de dejar a la deriva al gobierno de Puebla es el cobro de  los vituperios en su contra del ahora gobernador.

El mandamás del país no olvida. Desde su pedestal ordena. La soberbia de la que hace gala y la que le gritaron hace cinco años la aplica a Puebla y los poblanos.

Sólo que los tiempos cambian. Ahora se encuentra en lo más alto de la cumbre. Nadie de sus súbditos en su sano juicio lo llamaría en estos momentos “soberbio”.

Tampoco los halagos y justificaciones serán suficientes para congratularse con él y formar parte del grupo selecto. Por el contrario la herida sigue abierta. La afrenta empezó a cobrarla.

La estrategia de abandonar al gobierno estatal, para que se haga el seppuku, empezó a dar resultado. Se presagia una debacle en las próximas elecciones.

Sin apoyo, sin buenos candidatos, sin liderazgos y sin tiempo el hundimiento será irremediable.

¡El 9 de junio no se olvida!

¡Está más presente que nunca!

¡La soberbia es costosa!

¡Tanto como quiera el que manda!

 

REPORTE DEL INFORMANTE

No hagas cosas buenas. Si el programa Hoy No Circula, puesto en marcha ayer por primera vez en Puebla, no tiene doble intención, entonces de qué se trata.

La medida de impedir la circulación a mayor número de automotores por el peligro de contagio es positiva. Sin embargo es inocultable que el costo económico por el arrastre de grúas y permanencia en el corralón pasará a las arcas del gobierno estatal.

Los poblanos acatarán la disposición. Sobre todo porque a nadie le gusta que le peguen en el bolsillo. ¿Habrá menos contagios? Con el transporte público abarrotado, habrá que esperar.

Ojalá el resultado del programa arroje los resultados esperados.

Nadie quiere tomar caldito de pollo para curar la mortal enfermedad.

Tampoco mole de guajolote.

Y menos que el contagio llegue a millones de poblanos. Hay que recordar que los pobres somos mayoría.

 

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS PUEBLA

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *