Platicaba hace unos días con una amiga que vive en Los Ángeles, California, me compartía su angustia por el número de contagios que tienen en Estados Unidos; no sale ni a la puerta de su casa y ahora está trabajando a distancia. Ella presta sus servicios al gobierno, es trabajadora social y se encarga de atender e investigar las solicitudes de apoyo para otorgar vivienda, alimentos, ropa y todo lo necesario para regresar a una vida “normal” a los indigentes. Sí, previo a una minuciosa investigación, el gobierno de Estados Unidos les proporciona hasta la ropa de cama de su nueva vivienda, prestada sí, pero que les ofrece la posibilidad de recuperar una forma digna de vivir. Primer mundo.
Durante la charla me compartía que ahora que está trabajando desde su casa, está mucho más presionada y controlada que antes. Su día inicia a las ocho de la mañana y termina a las cuatro de la tarde. Prácticamente está sentada frente a su computadora toda su jornada. Tiene que hacer un reporte con tiempos efectivos, minuto a minuto todo lo que hace, acuerdos, llamadas, debe anexar documentos y seguimiento a los temas, etcétera. Ante su evidente agobio le pregunté: ¿Qué no era así antes? La respuesta la podemos deducir, me respondió: no, antes NO era así. Me explicó que hasta antes de la cuarentena trabajan mucho más relajados, no había tanto control, podían tomarse más tiempo para comer, o hacer otras cosas. La forma de evaluar los resultados era diferente, no tenían indicadores, mismos que ahora ya han implementado; ella está conforme, pero dice que no estaba lista para tanto control. Esto nos demuestra que aún en tiempos del Covid-19 es posible mejorar los procesos e incrementar la productividad.
Hasta antes de la pandemia por #Covid19 pensar en trabajar desde casa bajo el modelo #HomeOffice era casi imposible, era sinónimo de fraude, mucha desconfianza. De acuerdo con la firma Manpower, en Estados Unidos uno de cada cinco puestos de trabajo opera así y han desarrollado una metodología efectiva.
En México, desde hace al menos 10 años algunas empresas que forman parte de grandes corporativos internacionales plantearon algunas de las ventajas del #HomeOffice como el incremento en la productividad, ahorro en el tiempo de traslados, disminución en los gastos de operación, trabajo por objetivos y resultados; sin embargo, la gran desventaja es que si no se implementa de manera correcta, los resultados pueden ser desastrosos. La pandemia tomó por sorpresa a muchas empresas que han tenido que implementar el modelo en forma exprés, lo cierto es que no en todas y no todos sirven para poder trabajar así y lo que hoy hacen es trabajo de emergencia a distancia.
No es fácil hacer #HomeOffice; exige ser extremadamente ordenado y organizado, hay que esforzarse en mejorar la comunicación con los pares y jefes y aunque cambia el entorno, no disminuye la responsabilidad sobre el trabajo final.
Uno de los grandes retos es el tema tecnológico, accesos vía remota en la red virtual que implica compartir información estratégica y los protocolos de seguridad en el manejo de la información. Sobre la marcha es que han tenido que adoptar las medidas necesarias con los riesgos que esto implica, la madurez les está llegando en tiempo récord. Las crisis son oportunidades y esto sin duda cambiará la forma de trabajar, de dar resultados y de mantenernos vigentes.
DE FRESA Y MELÓN
¡Qué horror! Sigue en aumento la violencia intrafamiliar, CDMX, Nuevo León, Guanajuato y Sonora, los estados con mayores llamadas al 911 según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Lo que no va en aumento es la capacidad de respuesta para atender las llamadas de auxilio. ¡Serenos morenos! Ya nos falta menos.