Indudablemente estamos lejos de pensar en quién podría ser el nuevo inquilino de Casa Aguayo, pues Miguel Barbosa apenas ha cumplido nueve meses como mandatario estatal, quedándole por delante cuatro años y ocho meses para ejercer en el cargo, lo mismo con la Presidencia de las República.
Sin embargo, 2021 es la antesala para preparar el terreno de lo que vendrá en 2024 y definitivamente será una elección que pondrá en su justa dimensión la aprobación y rechazo de la nueva forma de gobierno que se ha autodenominado “Cuarta Transformación”.
Por eso, pensar en quién podría ser la o el nuevo inquilino del Charlie Hall para suceder a Claudia Rivera Vivanco es una premisa que pasa por los cuartos de guerra de los partidos políticos, especialmente de aquellos que tienen verdaderas opciones de triunfar.
La desgastada imagen de Rivera Vivanco pone en seria desventaja a Morena y deja en franca posibilidad de resurgir primero al PAN y después al PRI porque, aunque muchos digan lo contrario, hasta el tricolor tiene elementos para volver ser competitivo y en una de ésas recuperar el poder.
Más allá de la encuesta que publicó la empresa Massive Caller sobre los posibles aspirantes con posibilidades para competir en 2021, la contingencia sanitaria por el Covid-19 va a provocar que algunos aumenten su exposición mediática y política, mientras que algunos se verán en franca desventaja.
Por Morena, los aspirantes fuertes son tres: Gabriel Biestro, presidente del Congreso del estado y carta abierta del mandatario estatal. Biestro ha logrado posicionarse como un actor fuerte en su calidad de líder del Legislativo local y la entrega de despensas y apoyos ha permitido reforzar sus estructuras en la capital.
Alejandro Armenta, actual senador de la República, teje alianzas de primer nivel con actores nacionales que en una eventual candidatura le permitirán darle el empujón necesario. Es nada menos que el presidente de la Comisión de Hacienda y esto lo convierte en un fuerte aspirante.
Y el tercer perfil es Olivia Salomón, la carta cerrada del gobernador. Ha dejado en claro su capacidad para establecer metas y objetivos claros dentro de la administración pública. Su exposición mediática iba viento en popa hasta que se presentó la contingencia sanitaria.
Ella sería la única persona que lograría recuperar la confianza del empresariado poblano, una relación que se ha roto con la actual administración de la ciudad.
La encuesta presentada coloca en la jugada a Claudia Rivera, lo cual es inverosímil, pero no imposible, sobre todo porque hay quien le metió en la cabeza la idea de la reelección a la actual edil y ella lo vislumbró… (no se ría).
El plan B de Rivera Vivanco es poner un delfín y ese se llama René Sánchez Galindo (no se vuelva a reír).
Lo cierto es que Morena no la tendrá fácil debido al descontento social que se vive actualmente con los gobiernos de la 4T, especialmente el federal, que ha mostrado serias deficiencias en la toma de decisiones, como con el caso de la pandemia global, en la que ha mostrado que la corrupción está lejos de ser erradicada, como el caso de León Manuel Bartlett, y que más allá del bien de la nación está gobernar a capricho, como pasa con la continuidad de proyectos como el Tren Maya, Dos Bocas y Santa Lucía.
En cuanto a lo local, sus diputados federales y locales han demostrado inexperiencia e incapacidad. La gran mayoría llegó por la ola lopezobradorista y a la mitad de sus gestiones sólo han replicado lo que antes criticaron, sólo que en versión chafa porque ni para cuidar las formas sirvieron.
Y qué decir del gobierno de la capital, que está confrontado con el estado por su incapacidad para enfrentar a la delincuencia con una estrategia y ha generado un retroceso en el desarrollo local.
Por eso, el riesgo de perder la elección de 2021 es latente.