La pandemia de Covid-19 puso a prueba a todos en el Ayuntamiento de Puebla; sin embargo, desde los primeros días se trabaja para prever necesidades y requerimientos de la población, así como hacer un buen uso de los recursos públicos, reconoció Leobardo Rodríguez Juárez, titular de la Secretaría de Administración municipal.

Ante ello, el funcionario municipal destacó que la Comuna está prácticamente lista para cuando termine la contingencia sanitaria, emprender estrategias que permitan una rápida recuperación económica como un programa de apoyo temporal, el más largo del Ayuntamiento, ya que puede durar hasta seis meses.

En entrevista con 24 Horas Puebla, Rodríguez Juárez reconoció que el coronavirus sentó un precedente para nuevos objetivos y retos que tuvo que enfrentar con los principios de la Cuarta Transformación.

“Tenemos que dar muestras claras de que estamos en el proyecto de la Cuarta Transformación que tiene un principio rector de hacer el mejor uso de los recursos públicos (…) Tenemos que hacer que los recursos sean suficientes para ayudar a la mayor cantidad de gente; cuesta trabajo, es un reto, pero lo hemos asumido, pues además de que es una obligación legal en el cargo, es una obligación moral”, afirmó.

Leobardo Rodríguez destacó que debió optimizar el uso de los recursos, a fin de apoyar a los poblanos en la pandemia, además de que la planeación tuvo que ser minuciosa para evitar actos de corrupción al interior de la dependencia.

Y aunque reconoció que la pandemia supuso un nuevo reto, la dependencia logró ajustar sus recursos para adquirir insumos de prevención, generó apoyos económicos para los desempleados y previó un programa de apoyo temporal que comenzará a funcionar en próximos días.

 

―¿Cuáles han sido los principales retos en su administración y cómo se replantearon a partir del Covid-19?

―El principal reto fue establecer una política de austeridad, de transparencia y el combate a la corrupción; creo que hemos cumplido bien. La Secretaria de Administración se distingue por esas dos cosas. El primer año de gobierno aplicamos un programa de austeridad agresivo: cancelamos el seguro de separación individualizado a funcionarios de alto nivel, cancelamos seguros de gastos médicos mayores que se pagaban con recursos, se redujo el consumo de materiales del día a día, de material de limpieza, es decir, fuimos poniéndole orden, no ahogamos a las dependencias; al contrario, optimizamos el uso de los recursos. Ésta se ha convertido en una dependencia transparente, hoy todo procedimiento que licitamos estamos tratando de informarlo de manera inmediata con un ejercicio de transparencia proactiva (…), el nombre de proveedores, cantidades, características del contrato, y eso nos ha permitido mandar también un mensaje de certidumbre a la sociedad (…), creo que esos eran los grandes retos.

En el combate a la corrupción también vigilar los procesos (…), nosotros detectábamos riesgos de corrupción básicamente en el tema de adjudicaciones. Implementamos un proceso de “Gobierno Abierto”: transmisiones en vivo en licitaciones, vía redes sociales, vía YouTube. Uno de los contratos más grande que hemos firmado, el de alumbrado público, tuvo varias etapas que se transparentaron en tiempo real. Creo que eso permite ir contra la corrupción, de los grandes pendientes no sólo municipal, sino estatal y federal. Es una constante lucha y la Secretaria de Administración es el eje de las dependencias que les permite cumplir con sus funciones. El gran reto desde el primer minuto ha sido que la máquina no dejara de funcionar, caminara y que lo hiciera con estos tres ejes de trabajo: austeridad, transparencia y combate a la corrupción.

Por el Covid, desde el primer momento lo platicamos con la Presidencia y dividimos este tiempo en tres momentos. El primero: la información que estábamos recibiendo a nivel internacional que nos permitía tomar algunas previsiones en el tema de recursos o de materiales para la prevención de la enfermedad. Eso nos permitió tomar una decisión el 28 de febrero, cuando se conoció el primer caso a nivel nacional, de reabastecer nuestros almacenes con dos elementos que se iban a volver escasos: los cubrebocas y el gel antibacterial. Todavía encontramos un buen lote de cubrebocas que nos permitió comprarlos a buenos precios. Esa fue la primera etapa, comprar. La fase de prevención para llegar al momento de la pandemia en Puebla.

El 17 de marzo, cuando se conoce el primer caso en Puebla, nosotros tomamos medidas directas: a todos los compañeros mayores de 60 años, mujeres embarazadas o que tuvieran una enfermedad crónica respiratoria diagnosticada, mandarlos a sus casas a confinamiento domiciliario, para evitar riesgos porque además era el grupo de mayor vulnerabilidad.

Se suspendieron los eventos públicos, pero lo que le correspondía a la Secretaría de Administración fue justo eso: cómo nos organizábamos internamente cuando estos compañeros se iban a casa y nos quedaba un “hueco operativo”, porque todos tienen una tarea sustantiva en el Ayuntamiento; que pudiéramos tenerlos en su casa y con resguardo, y de ahí generar las condiciones materiales y operativas para que la Secretaria de Protección Civil, la de Gobernación, la de Infraestructura, que tienen tareas directas de atención al tema de la pandemia, pudieran tener los elementos necesarios.

También tomamos una decisión que nos puso a la vanguardia en la detección de casos sospechosos: comprar termómetros de no contacto, para detectar el aumento de temperatura, que es el síntoma más visible del virus: si era trabajador, conducirlo a los servicios médicos; si era ciudadano, darle cubrebocas y guantes para hacer sus trámites y que se vaya sabiendo que tiene temperatura y pueda tomar las medidas sanitarias correspondientes.

¿Qué viene después de que pase la tercera fase? Prepararnos para que nuestros compañeros regresen a trabajar; tenemos previsto sanitizar de manera permanente las oficinas. Estamos viendo cuál sería el mejor modelo, que nos sea costeable, que no sea muy caro; que estemos sanitizando al menos una vez a la semana, a la quincena, de aquí a fin de año, para que vuelvan los compañeros. Tenemos esquema de sanitización de mano para la gente que nos visita y que vamos a implementar ahora con los programas cómo el de “Tu Gobierno te respalda”, (…) estamos planeando cómo vamos a aplicar el programa de empleo temporal.

 

―¿La pandemia puso a prueba los recursos materiales, los humanos y a la Cuarta Transformación?

―La parte de los recursos materiales y los humanos sí, porque a pesar de que a final del año pasado se comenzó a tener noticias del virus, creo que ningún gobierno, no sólo el mexicano, pudo prever las necesidades que se requerían. Ya lo vivimos en 2009, con la epidemia de la influenza AH1N1; a mí me tocó vivirla desde el sector salud, (…) en ese entonces trabajaba en ese sector, en un área administrativa en Morelos y nos tocó vivir la especulación que se da en ese entonces con los cubrebocas. Los cubrebocas más sencillos se llegaron a vender en 20 o 25 pesos. Ahora se generó un nuevo mercado que, aunque están caros, no llegaron a los niveles de ese momento.

Pero nos encontramos con otras cosas: las caretas o cubrebocas N95 que se cotizan en dólares y en un mercado especulativo se han disparado los precios. Los termómetros que compramos son de origen chino, tienen una alta demanda y son escasos, y aunque empezaron a bajar los precios, los más baratos se entregan hasta julio y empiezan a bajar porque para esas fechas ya no sirven. Eso pone a prueba cómo se debe planear este tipo de situaciones y cómo se deben ejecutar en el momento, porque vimos una dinámica muy interesante: tenemos grupos que están pendientes del ejercicio gubernamental y que nos exigen dos cosas: eficacia, eficiencia en el uso de los recursos materiales y humanos, pero también transparencia y combate a la corrupción. Es aquí donde está el reto porque también hay que explicar que el mercado se modifica, pero debemos no poner en riesgo los recursos públicos.

En otro momento ponía el ejemplo de que muchos gobiernos hicieron “de las suyas” y aprovecharon la contingencia para comprar todo a sobreprecio, sin un estudio de mercado y como al final la Ley de Adquisiciones lo permite, creo que puede prestarse a cierto abuso. La Cuarta Transformación se pone a prueba, por supuesto, porque es cuando quienes hemos confiado en este proyecto y nos hemos identificado con él tenemos que dar muestras claras de que el proyecto tiene un principio rector: hacer el mejor uso de los recursos públicos, y en este momento sería incorrecto, sería ilegal e inmoral, abusar de los recursos públicos. Tenemos que hacer que los recursos sean suficientes para ayudar a la mayor cantidad de gente y en eso estamos; cuesta trabajo, es un reto, pero lo hemos asumido. No podemos abusar porque hay mucha gente que ha perdido su empleo, que requiere de muchas cosas y sería lamentable que los gobiernos saqueáramos las arcas públicas cuando la emergencia nos obliga a ser más transparentes y mucho más honestos.

 

―Desde su secretaría, ¿cómo se genera la transparencia para evitar sospechas de corrupción?

―Es la secretaría a la que por naturaleza todo mundo “le pone la lupa”, porque aquí compramos, aquí entregamos, aquí hay muchas tareas que están relacionadas con recursos públicos y no es con el tema de pagar, sino con el tema de planearlos, solicitarlos y entregarlos.

La estrategia que implementamos desde el principio es resolver todas las dudas, hemos tenido cuestionamientos de regidores, hemos tenido cuestionamientos de la oposición política, de actores que trabajan en su cancha política, más administrativa y lo que hemos hecho transparentarlo.

 

―¿Qué viene en cuestión de recursos para la secretaría después del Covid-19?

―La primera etapa la cubrimos con recursos propios, todas las compras qué hicimos para material de prevención hicimos ajustes internos; teníamos programado comprar vehículos nuevos para las secretarías, teníamos un parque vehicular muy viejo que nos resulta más caro mantenerlos que cambiarlo. Aunque tuvimos una reducción de 30 millones, previmos comprar parque vehicular para que la próxima administración tenga un parque vehicular en mejor estado, pero habíamos previsto 24 millones de pesos, lo que hicimos fue quitarle cinco millones y reoriéntalo a diferentes áreas. Y así fuimos haciendo en diferentes áreas de la secretaría: pequeños recortes que no pusieran en riesgo nuestra programación porque no estamos argumentando el tema de la pandemia para no cumplir las metas que planteamos a principio de año. La Secretaría de Administración tiene esa visión en este año: cumplir lo comprometido a principio de año y lo que pudimos recortarle, sin poner en riesgo las metas, lo pasamos a esta bolsita interna para comprar los insumos. Eso es lo que viene para esta secretaría: si la pandemia termina el 1 o el 15 de junio o cuando termine, nosotros estamos listos para salir prácticamente de inmediato, de acuerdo con la estrategia, que se vaya dando la reactivación para sacar la chamba, para que tengamos hasta el 31 de diciembre para cumplir con los compromisos.

 

―¿El Covid-19 y el confinamiento van a sentar precedente para el presupuesto del otro año previendo que se pueda registrar otra pandemia?

―Creo que tendrá que analizarse una lógica distinta en este tipo de previsiones; nunca nos habíamos enfrentado a esta situación. Este virus resultó tan desconocido para todos que sí nos obliga a tener una visión distinta, una visión diferente en la conformación de los presupuestos y, a pesar de que lo prevé la Ley de Disciplina Financiera para entidades federativas y municipios, la propia Ley Federal de Presupuestos, creo que es importante que ahora los municipios empiecen a tener esta lógica de prevención de desastres naturales y de salud pública, que será una nueva categoría a la que no estábamos acostumbrados.

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