El mundo entero enfrenta un momento complejo derivado de la pandemia a causa del COVID-19, situación que ha generado incertidumbre en múltiples sectores, entre ellos la salud. Esto se debe a que este virus no discrimina, además de que día con día puede presentar síntomas nuevos.
Lo que se tiene identificado con certeza por los especialistas de la salud es que esta enfermedad ataca los pulmones. Esto hace que personas que cuentan con problemas respiratorios tengan un mayor riesgo de contagio. Pero ¿qué implicaciones tiene el COVID-19 para personas con cáncer de pulmón?
Existen dos tipos de cáncer de pulmón en los que se forman células malignas en los tejidos de este órgano y cada uno requiere de tratamientos específicos a los cuales hay que poner atención.
El primero es el cáncer de células pequeñas, que se refiere al tamaño y forma de las células cancerosas que se pueden visualizar en un microscopio. El segundo es el de células no pequeñas, que es el tipo de cáncer más común[i].
Para detectar ambos tipos de padecimientos, se realizan distintas pruebas para examinar el pulmón, y en caso de que surja alguna sospecha de cáncer se realiza una biopsia, broncoscopía o toracoscopía, entre otros estudios.
Cabe descartar que los principales factores que desencadenan el cáncer son: la exposición al humo de leña, tener exposición a sustancias como arsénico o cromo, vivir en una zona con alta contaminación del aire, antecedentes familiares, fumar, ser fumador pasivo. Además, algunas de las señales son: tos persistente, dolor en el tórax, dificultad para respirar, pérdida de apetito, ronquera, dificultad para tragar, hinchazón en la cara o venas del cuelloi.
Los pacientes de cáncer son más vulnerables a contraer alguna infección debido a que su sistema inmunológico puede estar debilitado por el mismo padecimiento o bien, acorde a las indicaciones de su especialista, por el tratamiento que reciben. Algunos de éstos pueden ser la radioterapia, quimioterapia, radiocirugía, terapia dirigida con medicamentos, inmunoterapia, cuidados paliativos o terapias blanco, tomando en cuenta el tiempo de remisión. Valorando el tratamiento de cada paciente, así como otros factores a consideración del médico, él será quien evaluará las mejores acciones para protegerlo del COVID-19.
De acuerdo con la Sociedad Europea para la Medicina Oncológica (ESMO, por sus siglas en inglés, European Society of Medical Oncology), existen factores que hay que considerar ya que pueden incrementar el riesgo de contagio como:
· Pacientes que recibieron quimioterapia en los últimos tres meses o continúan actualmente.
· Pacientes en radioterapia
· Personas que han tenido trasplante de médula o células madre en los últimos seis meses o están tomando medicamentos que suprimen el sistema inmune.
En el caso de pacientes con cáncer de pulmón, la susceptibilidad de contraer COVID-19 es alta por las razones expuestas anteriormente, así como por una posible reducción de sus funciones pulmonares al verse comprometido este vital órgano. Para evitar complicaciones en las vías respiratorias, aunado a seguir las medidas preventivas emitidas por las autoridades sanitarias, es fundamental evitar la exposición al ámbito hospitalario si no es necesario acudir.
Si el paciente lo requiere, se recomienda de primer contacto, realizar una consulta vía remota con el especialista, así como aplazar las revisiones rutinarias en la medida de lo posible. Sin embargo, para aquellos enfermos de este padecimiento, continuar con su tratamiento es primordial. De ser este el caso, lo recomendable es desinfectar el equipo, respetar la sana distancia y seguir las indicaciones del personal médico. De cualquier manera, los centros de salud están tomando las precauciones correspondientes para pacientes oncológicosii.
Para las personas que tienen asistencia médica en sus hogares, fortalecer las medidas preventivas es vital para mitigar complicaciones y procurar que el tratamiento continúe de manera sostenida y bajo la seguridad adecuada.
Adicional a estas recomendaciones, poner atención a los principales síntomas que son: fiebre, tos seca, cansancio, dolores, congestión nasal, dolor de garganta o diarrea, puede dar pie a una detección oportuna tanto para descartar el contagio por COVID-19 como para atender otra enfermedad respiratoria .