En San Mateo del Mar, municipio huave de la costa del Golfo de Tehuantepec, se fue fermentando un conflicto social que estalló el fin de semana en una masacre. Quince personas que iban a una asamblea comunitaria, para pedir cuentas sobre el uso de recursos públicos, fueron torturadas y asesinadas.

Sobrevivientes de la agresión ocurrida la noche del domingo y madrugada del lunes en la agencia municipal de Huazantlán del Río narran que un grupo de unas 300 personas agredió a otro de 30 a machetazos, pedradas y balazos, y a quienes quedaron tendidos los tundieron a patadas para después quemarlos cuando aún estaban vivos.

“Apagaron las luces y nos arrinconaron contra la barda de la agencia”, narró Alejandro Abasolo Mora, quien alcanzó a escapar de la matanza.

En una página de Facebook, los opositores del impugnado agente de Huazantlán del Río, José Luis Sierra Chávez, dieron aviso de que se realizaría la asamblea, en la que éste rendiría cuentas del dinero que obtuvo por parte del gobierno de Oaxaca para la reconstrucción de viviendas dañadas en los desmanes del 2 de mayo pasado, provocados por un retén para evitar la propagación del covid-19. Dicho conflicto dejó una persona muerta.

“José Luis Chávez sacó provecho de donde pudo”, dice el comunicado. “Como agente municipal solicitó el apoyo del gobierno para la reconstrucción, logrando obtener un apoyo económico ante la Secretaría General de Gobierno, cosa que nunca repartió entre los afectados”.

El dinero había sido entregado “como un incentivo a las familias que el 2 de mayo sufrieron alguna pérdida de su patrimonio y como condición para levantar el retén instalado en la entrada de la comunidad de Huazantlán”.

San Mateo del Mar –o Tikambaj en la lengua de los indígenas huaves– se asienta sobre una estrecha barra que separa la laguna superior del Golfo de Tehuantepec. Justo en la entrada de esa barra está Huazantlán, que está unida con varias de las comunidades del municipio mediante un camino único. Con un retén en Huazantlán se puede controlar la comunicación de miles de habitantes.

De hecho, desde hace años, los pobladores de San Mateo del Mar cortaron el tránsito de los de Santa María del Mar, comunidad del municipio de Juchitán, en el extremo oriental de la barra, por un conflicto sobre límites y derechos de pesca. Incluso les cortaron la energía eléctrica. Eso obligó a los de Santa María a tener que viajar en lancha para salir de la localidad. En 2017, una de esas embarcaciones se hundió, causando la muerte de tres personas.

Toda esa zona del Istmo lleva años disputándose la pesca en la laguna superior, que desde hace rato no alcanza para todos. El sismo del 7 de septiembre de 2017 provocó destrucción en la zona e hizo crecer la pobreza ancestral de los huaves o ikoots. En Tikambaj falta todo, incluso el agua potable.

El 13 de octubre pasado se llevaron a cabo las elecciones municipales por usos y costumbres, como ocurre en 417 de los 570 municipios de Oaxaca. La elección de Bernardino Ponce Hinojosa dejó dividido al municipio. Los problemas se acrecentaron con la elección, en diciembre, de José Luis Chávez como agente municipal de Huazantlán del Río. El grupo de Ponce no reconoce a Chávez y viceversa.

La masacre que se inició el domingo por la noche habría sido ocasionada, según los sobrevivientes, por los partidarios del segundo. Alejandro Abasolo Mora, uno de los que logró escapar del ataque, dijo a medios locales que entre los agresores están los hermanos Camerino y Pedro Dávalos, quienes son señalados como dueños de una flotilla de mototaxis que enlaza los pueblos.

Sin embargo, este grupo, representado por la Unión de Agencias y Comunidades Ikoots (UACI) responsabilizan de la violencia al presidente municipal Bernardino Ponce y su asesor, Jorge Leoncio Arroyo.

Lo indudable es que los gobiernos federal y estatal tuvieron meses para desactivar el conflicto y no lo hicieron. Las elecciones se realizaron en octubre. Desde hace seis semanas ya estaba claro lo que podía suceder. Hoy lo único que les queda es condenar “estos lamentables hechos”. Otra vez.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS PUEBLA

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