Economía
De cara a la debacle económica que está comenzando a experimentar el país, el discurso de los defensores a ultranza del gobierno federal ha sido echarle la culpa de todo al Covid-19. Desafortunadamente para ellos, porque su trabajo se vuelve cada vez más complicado, y para nosotros, porque la combinación tanto de la mala conducción económica del país como de la crisis desatada por el virus, nos reduce las oportunidades económicas a todos los mexicanos, este argumento es cada vez menos creíble.
En términos prácticos, la combinación de la crisis de confianza (que comenzara con la cancelación del proyecto del NAIM en Texcoco y que es totalmente achacable a la actual administración federal), la displicencia con la que el presidente López Obrador se condujo en los primeros meses del año respecto a la pandemia y desatinos muy puntuales, como la cargada contra los inversionistas que apostaron por México para invertir en la generación de energías renovables, dejaron en una condición muy frágil al país.
En este contexto, el parón a la actividad económica asociado a la sana distancia implementada para tratar de reducir la propagación de los contagios de Covid-19, aunado a la decisión del gobierno federal de no contratar deuda, cuando se le pidió de todas las maneras que lo hiciera y que esos recursos fueran canalizados en apoyar a los micro y pequeños negocios para que estos no cerraran y su personal no quedara desempleado, dieron las condiciones para que la caída económica esperada para México en este año no tenga nada que ver con las expectativas a nivel mundial.
Dicho de manera clara, la conducción fallida de la economía hizo posible que se espere que México vaya a caer, en este 2020, tres veces más que la economía del resto del mundo. Mientras que a nivel global se espera una caída de -3%, la expectativa para el país ronda -10%.
En este contexto la caída de -25% el Indicador Mensual de la Actividad Económica Industrial (IMAI) de abril respecto a marzo, que publicó el INEGI el viernes pasado (o de -30% si se compara abril 2020 contra abril de 2019) es un balde agua helada. Equivale a que el crecimiento industrial que, con muchos esfuerzos tanto de trabajadores como de empresarios, se logró en los últimos 27 años, se perdiera en tan sólo 30 días.
La industria es el corazón económico de México y lo que acabamos de registrar es un infarto.
POLÍTICA
¡Mucha polémica respecto al crédito que el Banco Mundial le dio a México! Pero lo malo no fue el crédito (el crédito no es ni bueno ni malo, sólo es un instrumento más; utilizarlo bien o mal depende de qué destino se le dé, las condiciones para contratarlo y si se hace de manera oportuna o no), sino los argumentos falsos que utilizaron servidores públicos, de todos los niveles del gobierno federal, para tratar de justificarlo diciendo incluso que venía de tiempo atrás. Me queda claro que a la 4T se le indigesta la transparencia. Afortunadamente el resto del mundo no: el Banco Mundial tiene esa información pública y consultable en su sitio web, y ahí estaba claro que el crédito se solicitó el 13 de abril. Si van a salir con pretextos así en redes ¡mínimo investiguen antes!
OTROS PECADILLOS
De acuerdo con la nota del 12 de junio en La Jornada a nivel nacional, la directora de Incorporación y Recaudación del IMSS, Norma Gabriela López Castañeda, al ser cuestionada en conferencia de prensa respecto a la pérdida neta de 344 mil 526 empleos formales tan sólo en mayo, respondió que dicha cantidad fue menor a los 555 mil que se perdieron en abril y cerró con esta joya: “No es un dato muy alarmante porque tiene este efecto, que es temporal” (cita textual en La Jornada).
Efectivamente, eventualmente los empleos se recuperarán. Lo que ya no se recuperan son los sacrificios hechos por las familias para subsistir sin trabajo y lo que agravia es que haya funcionarios a ese nivel, en ese tipo de instituciones, con ese nivel de insensibilidad.