Qué días los que estamos viviendo, no sólo por el confinamiento, crisis económica, índices de violencia en México y el impacto aquí de la violencia por racismo en Estados Unidos, como consecuencia del brutal asesinato de George Floyd a manos de un policía. Las protestas por la muerte de Floyd también se dieron en la embajada de Estados Unidos en Ciudad de México, violencia que genera más violencia, abusos y vándalos sumados a grupos de choque que aprovechan el momento para desquiciar y polarizar aún más a la sociedad.
Pero si todo esto no fuera suficiente, un caso similar ocurrió en Guadalajara Jal, el pasado 4 de mayo, Giovanni, un joven de 30 años murió a manos de la policía ¿el motivo? supuestamente no llevar puesto el cubrebocas cuando es obligatorio. Después de un mes sin tener respuesta de la autoridad, ciudadanos y amigos de Giovanni salieron a las calles a exigir justicia, el momento fue ideal para los grupos de choque y las cosas se salieron de control.
En medio de todo esto es que el presidente Andrés Manuel López Obrador terminó la tan ansiada y criticada gira, donde por enésima vez le vimos pasar por alto las recomendaciones y protocolos de sanidad.
Más allá de eso, lo realmente importante es que al mismo tiempo que veíamos las imágenes de su gira por Quintana Roo, Tabasco, Campeche y Veracruz, las imágenes de las protestas en Ciudad de México y Jalisco le ganaban la nota, su silencio por estos hechos violentos es insultante, desquiciante. Por un lado él inaugurando obras que sólo le importan a él, la refinería Dos Bocas, Tren Maya, etc., ejerciendo recursos que son necesarios en otros sectores como salud y economía, y por otro lado el país cayéndose a pedazos.
Nos queda claro que sus prioridades están por encima de las necesidades urgentes que tenemos los mexicanos, es evidente que primero cumplirá sus sueños, al precio que sea, cueste lo que cueste. Prueba de ello es que al supervisar la rehabilitación de la refinería en Minatitlán, Ver., nuevamente fustigó a medios de comunicación, que dice, han criticado lo hecho por su administración.
“Qué bueno que se definan, nada de medias tintas, cada quien que se ubique en el lugar que le corresponde, no es tiempo de simulaciones o somos conservadores o somos liberales, no hay medias tintas”.
¿Es necesario todo este discurso y llegar al punto de presionar para fijar una postura, a favor o en contra de la 4T y del mismo presidente?
Pienso que no, es inoportuno, es sembrar odio como pocas veces hemos visto; ha provocado la confrontación en familias enteras, parientes, grupos sociales, ni qué decir de cómo se ha polarizado su relación con distintos grupos políticos y empresariales. Presionar así en estos momentos es su única estrategia ante el fracaso de las acciones de gobierno.
No debemos olvidar que en México tenemos una sociedad plural, con todo lo valioso que es tener una gran diversidad de expresiones y todas ellas deben tener cabida en un país democrático. Dividir, polarizar y fomentar el odio es un recurso barato y desesperado.
Que no se le olvide que gobierna para todos y todos somos iguales ante la ley.
Que no se le olvide que la expresión democrática está sustentada en un legítimo Estado de Derecho.
Que no se le olvide que los contrapesos autónomos son necesarios, él lo fue.
Que no se le olvide que las benditas redes sociales se pueden convertir en su peor pesadilla.