Conforme va quedando claro que México no ha domado la pandemia ni ha aplanado la curva de contagio de covid-19, el discurso oficial ha ido girando hacia las justificaciones sobre lo sucedido.

El fin de semana pasado, en Salina Cruz, Oaxaca, el presidente López Obrador habló de las enfermedades crónicas que padece un porcentaje importante de la población del país como una de las razones por las que nos ha impactado la enfermedad. “Nos pegó mucho esta pandemia, han perdido la vida muchos mexicanos porque se padecía de enfermedades crónicas”, dijo López Obrador. “Tenemos un pueblo enfermo de padecimientos crónicos como hipertensión, diabetes y obesidad”.

Con ello, el mandatario hizo suyo el discurso del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quien, en días recientes, ha venido insistiendo en la presencia de esas enfermedades, cuya atención fue dejada “pendiente” por gobiernos anteriores. “Por eso estamos padeciendo más de esa terrible pandemia del covid”, agregó López Obrador.

La prevalencia de esos y otros males es indudable. También lo es que las personas que los padecen tienen mayores posibilidades de enfermar gravemente en caso de ser contagiadas. Sin embargo, no somos un país que tiene esa condición de manera exclusiva. Por ejemplo, México aparece en el lugar 28 a nivel mundial por porcentaje de su población con obesidad, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud actualizados a este año.

La mayoría de las naciones en ese ranking corresponde a pequeños países insulares, con escasa población. Por ejemplo, el primer lugar lo ocupa Naurú, el segundo país con menos habitantes después del Vaticano, donde 61% de sus 11 mil habitantes son obesos. Sin embargo, arriba de México hay naciones más grandes y pobladas. Como Estados Unidos (lugar 12), Arabia Saudita (14), Turquía (17), Egipto (18), Irak (23), Canadá (26) y Australia (27).

(Por cierto, no es preciso afirmar, como lo hizo López Obrador el pasado fin de semana, que Estados Unidos es el primer lugar mundial en obesidad y México el segundo —lo cual, agregó el Presidente, “es una vergüenza”—, aunque sí es verdad que ambos están en los primeros lugares en ese rubro.)

De esos ocho países con altos niveles de obesidad, únicamente Estados Unidos tiene un peor desempeño que México en su respuesta contra el covid-19 (339 fallecimientos por millón de habitantes).

De acuerdo con el más reciente reporte compilado por la Universidad Johns Hopkins, de los ocho, el que menor mortalidad tiene por la pandemia de coronavirus es Egipto, con 45 fallecimientos por millón de habitantes; seguido de Australia, que tiene 48; Turquía, 67; Arabia Saudita, 79; Irak, 111, y Canadá, 235. Debajo de ellos viene México, con 339, y Estados Unidos, con 453.

Es decir, Egipto, que tiene 102 millones de habitantes y ocupa el lugar 18 de los países con mayor índice de obesidad, tiene una tasa de mortalidad por el coronavirus casi ocho veces menor que la de México. Por si fuera poco, Egipto —cuyo ingreso per cápita es de la tercera parte del nuestro— supera a México en prevalencia de diabetes (15.6% contra 10.4%, de acuerdo con la OMS), hipertensión (26.3% contra 25.5%) y tabaquismo (20.3% contra 14.5%).

Nadie puede negar que las comorbilidades han agravado el panorama de la epidemia de covid-19 en México. Dicho eso, el gobierno debió tomar decisiones que tuvieran en consideración dicha realidad. Quejarse de ella, a 20 meses de haber asumido las riendas del país, resulta poco útil.

buscapiés

El primer ministro británico, Boris Johnson, lanzó ayer, formalmente, la campaña de su país para combatir la obesidad. Al hacerlo, admitió que cuando fue ingresado en terapia intensiva, el 7 de abril pasado, luego de agravarse su cuadro de covid-19, tenía obesidad. “Estaba demasiado gordo”, dijo con franqueza. “Desde que me recuperé del coronavirus, he estado tratando de ponerme en forma”, agregó. ¿Cuántos funcionarios mexicanos hablarían con tal sinceridad?

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS PUEBLA

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