LONDRES.- Científicos crearon el primer mapa completo del sistema inmune de los mosquitos y encontraron un nuevo tipo de célula que podría desempeñar un papel en la manera en que el insecto es capaz de luchar contra la malaria.

Los hallazgos, publicados en la revista Science, podrían ayudar a los científicos a descubrir nuevas formas de evitar que los mosquitos propaguen el parásito del paludismo a las personas y a romper la cadena de transmisión, dijeron los investigadores.

La malaria afecta a más de 200 millones de personas en todo el mundo y se estima que en 2018 murieron 405 mil  personas, la mayoría de ellas bebés y niños menores de cinco años. El paludismo es causado por los parásitos plasmodium, que se propagan en las picaduras de los mosquitos Anopheles hembra.

“Descubrimos un nuevo tipo de célula, raro pero importante, al que llamamos megacito, que podría estar involucrado en la preparación inmunológica y que parece activar más respuestas inmunes al parásito plasmodium”, dijo Oliver Billker, un experto en infecciones moleculares de la universidad sueca de Umeå, uno de los directores del trabajo.

El sistema inmune de los mosquitos controla la forma en que el insecto puede transmitir parásitos o virus, explicó el equipo de Billker en el estudio, pero hasta ahora los científicos sabían poco sobre los tipos de células involucradas.

El equipo estudió tanto los mosquitos Anopheles gambiae, que transmiten la malaria, como los mosquitos Aedes aegypti, que portan virus que causan otras enfermedades infecciosas humanas como el dengue, la chicunguña y el zika.

Analizaron más de 8 mil 500 células inmunes individuales para ver exactamente qué genes se activaron en cada célula e identificar marcadores moleculares para cada tipo de célula único.

“Los mosquitos parecen tener un lugar privilegiado de inmunidad a los parásitos como la malaria, con suficiente inmunidad a la infección como para no matar al mosquito pero no la suficiente como para eliminar el parásito”, dijo Sarah Teichmann, una experta del Instituto Wellcome Sanger de Gran Bretaña que dirigió el estudio.

 

MGL

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