Este sábado se verificó la visita número 11 del presidente Andrés López Obrador. Muchas para ser un Estado en el que su Gobernador supuestamente está distanciado y al que sus malquerientes no se cansan de pregonar que “no quiere”.

Ningún presidente de la República había venido tantas veces a Puebla en tan poco tiempo. Ni Felipe Calderón ni Enrique Peña Nieto con su cómplice Rafael Moreno Valle.

Hay varias razones por las que López Obrador ha venido más de una decena de ocasiones.

La primera porque había que respaldar al entonces candidato Barbosa y su impugnación al fraude electoral que llevó a la gubernatura a Martha Érika Alonso. Las siguientes justamente para manifestar apoyo al hoy Gobernador, en un año convulso y después de un gobierno interino.

Todas las siguientes han sido para inaugurar obras, programas o servicios del Gobierno Federal en acuerdo con el Gobierno Estatal.

No he podido ver el distanciamiento que muchos medios y columnistas opositores al Gobernador han detectado desde el inicio de su gestión. Hasta videos difundieron profusamente de visita a finales de junio cuando “no saludó” al Gobernador… cuando venían de desayunar juntos.

La visita de este sábado fue muy clara en expresiones de apoyo al Gobernador Barbosa. Dijo que ha estado trabajando mucho en unión con el Gobierno Federal y hasta soltó la especie de que le da gusto “verlo bien de salud”.

El Gobernador volvió a manifestar su apoyo y sincronía en los trabajos que se lleven a cabo. No hubo una sola palabra de reproche por la disminución presupuestal. Un día antes, el Gobernador fue el único en el país que manifestó apoyo al presidente contra la carta que 650 “intelectuales” publicaron porque se atenta “contra la libertad de expresión”.

López Obrador, desde luego, también viene mucho a Puebla por rédito electoral. Anda en campaña, pues.

Puebla siempre ha dado una magnífica cantidad de votos en los procesos electorales y en 2021 serán fundamentales para poder conservar la mayoría en el Congreso de la Unión (lo más importante –quizás lo único- que le importa al presidente.

Podrá perder o hasta negociar triunfos de la oposición en gubernaturas, alcaldías y congresos locales, pero jamás la mayoría que posee en la Cámara de Diputados. Perder eso significa perder la gobernabilidad país y que le paren sus iniciativas y puntadas. Cualquier cosa, menos eso.

El pretexto es lo de menos. Esta vez fue la revisión de la reconstrucción de inmuebles destruidos por el sismo de 2017. Pudo haber ido a Oaxaca, Michoacán, Chiapas o hasta hacer recorridos por la Ciudad de México.

En Puebla hay una cantidad de votantes indispensable para lograr victorias en 2021 y también donde hay un Gobernador amigo y aliado, al igual que la Presidenta Municipal de la capital, Claudia Rivera, para quien también tuvo palabras de apoyo. En Atlixco estuvo el alcalde panista Guillermo Velázquez, pero es evidente que fue compromiso protocolario.

 

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