Los mecanismos para que el brazo de la justicia alcance a presuntos responsables de haber cometido delitos desde la comodidad impune del poder parecen haber comenzado a ser activados. En las últimas horas han sido pulsados los botones para echar a andar el engranaje que lleve a enfrentar procesos civiles o penales a figuras intocables en el periodo que abarcó de 2010 a 2018.

Llama la atención la aparición de Elia Tamayo y su equipo de abogados en la Fiscalía General del Estado para ampliar la denuncia existente en contra de quienes hayan sido responsables del homicidio de José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo en julio de 2014, unas semanas después de que el Congreso del Estado aprobó un mecanismo que se le bautizó como #LeyBala.

La historia ha sido ampliamente difundida: el retiro de las potestades de servicios que ofrecían registros civiles alentó inconformidades y protestas entre los pueblos que se vieron de pronto impedidos para tramitar hasta actas de defunción para sus muertos. Chalchihuapan, el poblado de Santa Clara Ocoyucan, fue el sitio en el que el hilo reventó y el sitio en el que cayó mortalmente herido el niño de 13 años, convertido en estandarte de lucha.

Ufanos, Víctor Carrancá Bourget y Facundo Rosas Rosas, ex Fiscal General y Secretario de Seguridad, respectivamente, siguieron su vida sin atisbo alguno de haber perdido el sueño luego de la muerte del menor. Era apenas uno de numerosos episodios en los que se vieron envueltos ambos funcionarios traídos por quien era el jefe de ese clan.

En la cúspide del poder absoluto, uno grupo de reporteros preguntó a Eukid Castañón Herrera, diputado local por Acción Nacional si la #LeyBala sería derogada a la luz de la revuelta ocasionada por el homicidio del niño Tehuatlie Tamayo: se queda como está, respondió a la fuente legislativa que quedó atónita, en la entrada del salón de pleno.

Castañón Herrera duerme desde hace seis meses en una celda en el sistema carcelario en Puebla, pero Carrancá y Rosas, dos de los brazos ejecutores de un gobierno insensible, plutocrático y cleptómano, pasan las noches en sus aposentos, sin que hasta la noche del martes hayan sufrido alguna alteración del sueño que produce la paz interior.

Llama la atención la presencia de la señora Tamayo en la escena pública de nueva cuenta. Los abogados que han acompañado a la madre del niño revictimizado son Germán Molina, director del Instituto de Ciencias Jurídicas y Julio Santos Lozano, académico y defensor de derechos humanos. Ambos con fuertes vínculos con el ámbito judicial y el poder público.

Difícil imaginar el gesto de ambos este lunes como una acción producto de la inspiración y la ocurrencia sobre todo si como dice el clásico: No te muevas a menos que veas una ventaja y no uses tus tropas a menos que haya algo que ganar, dice el Sun Tzu.

 

@FerMaldonadoMX

Parabólica.mx por Fernando Maldonado