Cuando el diputado federal Fernando Luis Manzanilla Prieto lanza acusaciones de nepotismo, autoritarismo, represión, delitos y complicidades, en realidad le está escupiendo a su muy personal espejo.
En la entrevista que se publicó este lunes en el medio Foro 21 -con la firma de Gerardo Pérez-, Manzanilla nos regala una confesión de antología sobre sus oscuros actos, contubernios, falta de escrúpulos, presuntos actos punitivos y enorme desfachatez, todo empapado del sello fascista que él mismo le imprimió, como su arquitecto, al morenovallismo.
En su apresurado rencor contra la actual administración, termina el ex secretario de Gobernación resbalándose en su propio charco de hiel.
Y es que nadie sabe para quien trabaja.
Aunque él no lo advierta, quien está feliz con esa entrevista es el gobernador Miguel Barbosa. Para empezar, abiertamente admite Fernando Luis que hubo corrupción, excesos y concentración de poder en el gobierno del finado Rafael Moreno Valle Rosas; que se controlaba a otros poderes y a los órganos que debían ser autónomos.
El tema es que, en la entrevista, al mismo tiempo admite que ese control ilegal y metaconstitucional se operaba desde la entonces Secretaría General de Gobierno, ¡que él mismo encabezó por años!
Cuando se le pregunta a este hombre de sello intolerante por qué no denunció esos excesos, sale con la “valiente” excusa de que “era arriesgado ser oposición”, y se cobija en que era esposo de la hermana del fallecido ex gobernador.
En la confesión que resulta, de nueva cuenta admite que el nepotismo y el autoritarismo eran el sello de aquel gobierno.
Pues bien, Fernando Luis ahora tiene esa libertad para criticar abiertamente, pues ya no hay represión.
Diferente a lo que hizo él, ya que acalló ferozmente la crítica y el derecho constitucional de expresión. Yo puedo dar fe de ello en primera persona.
Pero viene lo mejor: dice que se quedó en el equipo del gobernador Barbosa, para “mantener las cosas en calma”.
Eso resulta una abierta confesión de que permaneció en la administración estatal posiblemente para encubrir delincuentes, como han resultado, a la luz de los recientes actos jurídicos, algunos notarios.
Por ello, el gobernador está tan divertido, debe estarlo.
Hay más y mejor: ahora que el líder de la llamada Banda de los Conejos ha declarado también que busca la candidatura a la alcaldía de Puebla capital, entra en conflicto directo con Claudia Rivera y su afán reeleccionista, y también con el diputado local, José Juan Espinosa, con quienes compartía proyectos contra el mandatario.
Su frágil alianza ha llegado a su fin.
@Alvaro_Rmz_V
Piso 17 por Álvaro Ramírez Velasco