Decenas de millones de alumnos volvieron a las aulas el martes en Francia, Polonia y Rusia, con sus mochilas cargadas de libros, herramientas de geometría y, para muchos, también mascarillas con el fin de protegerse de una resurgente pandemia de coronavirus.

Los desinfectantes de manos, el distanciamiento social y el escalonamiento en la salida al recreo se convertirán en la nueva realidad a medida que los países de toda Europa busquen la manera de que los más pequeños vuelvan a las aulas de forma segura y sus economías vuelvan a arrancar.

Sin embargo, la vuelta a clases se da en un momento en que las tasas de infección están aumentando en todo el continente y existe la preocupación generalizada de que el regreso a las escuelas y oficinas, la temporada de gripe de otoño y el exceso de mortalidad en invierno puedan provocar una segunda oleada.

En Francia, España y otros países, algunos padres y sindicatos de maestros han expresado su preocupación por los planes de reapertura de las aulas a medida que la propagación del virus se acelera.

“Es bueno que empiecen de nuevo, que vuelvan a una rutina normal”, dice una de estas madres, Stephanie, que dejó a su hija en la escuela de secundaria de Saint-Leu-d’Esserent, al norte de París.

A la pregunta de si le preocupa que el virus se propague en las escuelas, Stephanie respondió que “no más que en el mercado. No puedes dejar de vivir, sólo tienes que seguir las reglas”.

Los países están tomando diferentes estrategias para minimizar el contagio en las escuelas. Las 17 comunidades autónomas en España son responsables de su propio plan de regreso a las clases, aunque deben seguir las normas a nivel nacional, como la obligatoriedad de las mascarillas para los niños mayores de seis años.

En el colegio católico de la Inmaculada y San José de la Montaña, en Ronda, al sur de España, el profesorado se centró en mantener la separación entre pupitres y establecer un sistema de un solo sentido a través de los pasillos de cara a la reapertura del 10 de septiembre.

“Hemos puesto gel, podemos tomarles la temperatura, tenemos espacio en todas las aulas”, explicó la directora de la escuela, la Madre Marta, vestida con un hábito blanco almidonado y una mascarilla blanca a juego. “Estamos haciendo todo lo que podemos”.

¿PLAN B?

París dijo que la crisis no debe poner en pausa la vida de los ciudadanos, mientras que el primer ministro británico, Boris Johnson, afirmó que era crucial que las escuelas de su país reabrieran esta semana. Los colegios en Escocia reabrieron a principios de este mes, con mascarilla obligatoria para los estudiantes de secundaria, excepto en las aulas.

Johnson se encuentra bajo presión adicional en la vuelta a los colegios, después del escándalo por la forma de calificar a los estudiantes que han acabado los estudios de secundaria, en el marco de la cancelación de los exámenes por el confinamiento.

Sin embargo, los sindicatos se han quejado del caos causado por los cambios de última hora y han subrayado la importancia de un “Plan B” en caso de que llegue una segunda ola.

“No se necesita una bola de cristal para ver que las restricciones locales serán una característica del otoño y el invierno”, dijo Paul Whiteman, secretario general del sindicato de directores de escuela NAHT.

En el momento álgido del confinamiento por la pandemia en todo el mundo en abril, unos 1.500 millones de niños se vieron afectados por el cierre de escuelas, según la UNESCO. Dicho cierre amplió la brecha de la desigualdad, según los expertos.

El riesgo de transmisión del coronavirus dentro de las escuelas depende de lo que ocurre en la comunidad local, así como de las medidas de seguridad establecidas, según los epidemiólogos.

Los datos mundiales sobre la propagación de la pandemia de coronavirus muestran que los niños y los jóvenes constituyen solo entre el 1 y el 2% de los casos de COVID-19 en todo el mundo. La mayoría de las infecciones notificadas en los niños son leves o asintomáticas, y se registran pocas muertes.

“Las escuelas funcionan en las comunidades, no funcionan de forma aislada. Por lo tanto, lo más importante que queremos saber es cómo es transmisión en la comunidad donde funcionan esas escuelas”, dijo la epidemióloga de la Organización Mundial de la Salud, Maria Van Kerkhove en Ginebra.

Alemania y Suecia aportan señales de tranquilidad

En Alemania, donde las escuelas comenzaron a abrir desde principios de agosto, la proporción de casos de coronavirus entre los menores de 20 años se ha mantenido estable. En Suecia, el hecho de mantener las escuelas abiertas durante la pandemia no dio lugar a tasas de infección más elevadas entre los estudiantes en comparación con la vecina Finlandia, donde las escuelas cerraron temporalmente.

“Queremos que los niños regresen a la escuela y que la gente regrese a los trabajos, pero queremos que se haga de forma segura. Al mismo tiempo, ningún país puede pretender que la pandemia ha terminado”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

 

aarl

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