El presidente de Francia, Emmanuel Macron, regresó a Beirut para seguir promoviendo la reconstrucción de la capital libanesa tras la explosión de un depósito de nitrato de amonio el pasado 4 de agosto, y que resultó en más de 190 muertes.

Macron ya había visitado Beirut el 6 de agosto, dos días después de la tragedia. En aquella ocasión recorrió los barrios más afectados y ofreció “ayuda sin condiciones”, misma que se ha traducido principalmente en apoyo monetario, logístico y médico. A pesar de que el francés aclaró en dicha visita que no intervendría en la política interna de Líbano, sí pidió reformas administrativas y anticorrupción a los líderes para revertir la crisis económica y política que sufre el país desde hace años.

Sin embargo, el día 10, el primer ministro Hassan Diab y su gabinete presentaron su renuncia al presidente Michel Aoun, debido a la fuerte presión social y, según algunos medios, también de Francia. Ahora el Gobierno será encabezado por el exembajador ante Alemania, Mustapha Adib, quien obtuvo el apoyo de los partidos mayoritarios y, posteriormente, la invitación de Aoun.

Bajo este contexto Macron llegó a Beirut el lunes 31 de agosto para una visita de dos días. En esta segunda gira, el galo ofreció organizar una segunda conferencia internacional en apoyo a Líbano a mediados de octubre (la primera, de carácter virtual y organizada por el francés durante la segunda semana de agosto, reunió 298 millones de dólares de distintos gobiernos y líderes mundiales).

Asimismo, otorgó la Legión de Honor a la cantante de 85 años conocida como “Fairouz”, considerada uno de los mayores referentes musicales del mundo árabe.

Por otro lado, el francés reiteró que Adib, el primer ministro designado, debe agilizar la formación de su gobierno para implementar las reformas que el país urgentemente necesita. Sobre la situación general en Líbano, un protectorado francés entre 1920 y 1946 creado tras la Primera Guerra Mundial, Macron se ha mostrado proactivo pero cauteloso. En entrevista con POLITICO este mismo lunes, el gobernante aceptó que está haciendo una “apuesta riesgosa” al promover reformas. No obstante, subrayó que “es la última oportunidad para este sistema (político)”, insinuando que si no mejora la situación actual, podrían venir problemas mayores.

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