Llegar a ser Presidente de México es el máximo honor que pudiera alcanzar un político sin lugar a dudas. Pero para quien llega, es quizás también el inicio de una larga enfermedad obsesiva que no termina cuando deja el cargo… quizás sea cuando se agudice.

Así le pasó a Obregón, a Calles, a Cárdenas y más recientemente a Echeverría, a López Portillo, a Carlos Salinas de Gortari y sí, ya muy cercanos, a Vicente Fox y… Felipe Calderón.

Decidir sobre cualquier asunto y tener siempre el poder de manejar cualquier institución para beneficio propio o de los suyos representa un encanto difícilmente renunciable. Se convierte en una seria enfermedad cuando lo tienen que dejar.

¿Qué opinarían los críticos y malquerientes de Andrés Manuel López Obrador si terminando su gestión insistiera en seguir comandando el partido de su creación y se propusiera lanzar a la Presidencia a su esposa Beatriz Gutiérrez Müeller?

Eso justamente es lo que quiere Felipe Calderón Hinojosa, ex Presidente de México. Él ya no puede ser candidato presidencial y se peleó con el partido que lo llevó al poder. Ahora quiere fundar su propio partido y lanzar a su esposa como candidata (lo intentó en 2018 con una candidatura independiente pero no lo logró).

Ya fue Presidente de México. Bien o mal llevó los destinos de este país. Con una pésima candidata su partido perdió las elecciones presidenciales. Y él debió haberse retirado dignamente a seguir una vida discreta y sin problema económico alguno.

Pero no. No puede olvidar el poder que tuvo. La obsesión por la silla presidencial intentar revivirla aunque sea con la esposa. Y esto no es una crítica “misógina”. Es una crítica a la perversa y hoy común ambición de no pocos políticos de querer dejar a su mujer en el cargo que ellos tuvieron.

Felipe Calderón fundó su propia organización. “México Libre”. Y desde luego que de obtener el registro lanzaría a Margarita Zavala como candidata Presidencial en 2024 y seguramente él como candidato a Diputado Federal en 2021.

El INE por mayoría de votos de sus consejeros (7 vs. 4), ha determinado que no se le otorgará el registro como partido porque hay serias lagunas para demostrar los recursos que obtuvo para sus asambleas y actividades.

Que México Libre no sea partido NO es la mejor noticia para AMLO y MORENA: México Libre le podía quitar dos o tres puntos porcentuales al PAN en la próxima elección y con ello dividir la oposición.

¿O será que, como algunos mal pensados ya advierten, es un favor que el Presidente hace al PAN para que no haya tanta guerra contra sus disposiciones y hasta les respete victorias en gubernaturas, en “concertacesiones” renovadas ahora dictadas por el máximo crítico del concertacesionador original llamado Carlos Salinas de Gortari?

Especulaciones puras. Pero de que el no registro de México Libre fortalece al PAN, es un hecho. Ya veremos cómo votan los Magistrados del TEPJF.

Pero para terminar y volviendo al tema original.

¿Qué tendrá esa pinche silla que vuelve locos a todos? (lo mismito se preguntaba Pancho Villa y hasta fue a sentarse en ella, ante la mirada curiosa de Emiliano Zapata).

Cierro con lo mismo que he venido diciendo durante meses: No. Nada está decidido para la próxima elección.

 

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