Con la llegada de la llamada Cuarta Transformación todo hecho social parece haber perdido los matices. Todo es blanco y negro, no hay escala de grises, no hay sensatez en nada de lo que ocurre en nuestra sociedad.

Algunos lo atañen a la polarización que se gesta desde el púlpito presidencial, otros tantos, a la promoción del odio en la campaña presidencial de 2006. Habría que ver el ejemplo de los vecinos del norte, para entender los alcances.  

Mientras tanto, dos hechos reportados durante esta semana, exhiben un debate público en el que domina el fanatismo ciego a favor y en contra del actual régimen.

En medio de las sentidas manifestaciones por el derecho a decidir en reclamo por décadas de opresión machista, al Gobierno “más feminista de la historia” parece ofenderle ser blanco de cuestionamientos por haberse valido de estas causas para llegar al poder.

No han entendido que el reclamo es frente a la figura del Estado (más allá de ser una afrenta personal contra algún personaje político), y con ello, a sus representantes electos por el voto popular, ahora encargados de hacer cumplir las leyes por juramento.

En medio de la pugna, un bando exhibió la fotografía de una oficial de policía llorando en medio de historias de horror y con el ingrediente del gas lacrimógeno. Unos trataron de venderla como una víctima más de la violencia de las manifestantes más radicales. El otro bando también quedó exhibido, cuando intentó validar un cúmulo de argumentos clasistas vertidos en contra de las policías y grabados en video, con tal de arremeter como fuera contra Claudia Sheinbaum.

Por supuesto que pasa lo mismo con el tema de fideicomisos, fueron políticas públicas en las que claramente distintos personajes incurrieron en practicas deleznables, pero omitir que el Fonden ha cumplido con su responsabilidad ante emergencias y ha sido un precursor del reforzamiento de los esquemas de protección civil, es faltar a la verdad.

Sobre el Fidecine, también es difícil no decir que muchas películas de gran calidad han surgido en las últimas fechas gracias a este fondo, pero no hay que dejar pasar que los recursos públicos han beneficiado principalmente a la industria televisiva convertida en cinematográfica, coaptada por grandes consorcios particulares además de cadenas de cine, en detrimento de creadores independientes que han quedado en la orfandad de administraciones por décadas.

El paralelismo entre lo que ocurre a nivel social con los colores del espectro visual, no es solo una analogía de lo que vemos en las discusiones de café, en las calles, en las mesas familiares o por supuesto en las redes sociales, es una práctica que ha cobrado vida y que poco a poco ha detonado acciones gubernamentales y políticas públicas, que han encaminadas al rompimientos entre grupos, y nos han alejado más y más de cualquier idea de diálogo.

Dos bandos, antagonistas casi literalmente a muerte, chocan a diario, sin medias tintas, con ofensas y debates que terminan en insultos y retos a golpes, cuya única consecuencia es dividir, dividir y dividir.

Por un lado, el de la 4T, los analistas han perdido el verdadero rumbo del cambio en México, dejan de lado las causas por las que han luchado por años para endiosarse de la figura de un solo hombre al que alaban y al que son capaces de otorgarle todos los poderes del Estado.

Por otra parte, los grupos que todo lo ven mal, que desde sus fobias de ultraderecha y auspiciados en gran medida por políticos del pasado, erigen causas basadas en fobias y se suman a reclamos que en su momento despreciaron, lo que ha causado un resentimiento acumulado del cual ahora se quieren aprovechar.

En medio, quedamos todos, desde los que concordamos o no con algunos ideales de la 4T, otros que entendemos que en hubo cosas en el pasado que tenían bastante sentido y también otras que no se hicieron bien. Al mismo tiempo que mantenemos las luchas en contra de prácticas como la discriminación, el clasismo, la violencia de género arraigada, la corrupción, mantenemos vivas las libertades constitucionales, el estado laico, la prevalencia del estado derecho y muchas otras que parecieran estar en vilo cada vez que ambas ideologías chocan sin matices.

 

 

Jesús Olmos

@Olmosarcos_