Nada de lo expuesto en trabajos documentados en investigaciones periodísticas parecían quitar el sueño a José Juan Espinosa, el hombre que así mismo se empeña en mostrarse como un perseguido político, pero con perfil delictuoso, según reveló la Auditoría Superior del Estado a través de su cuenta de Twitter al inicio de esta semana.

Cada ocasión que aparece una publicación en la que se demuestra bienes inmobiliarios acumulados a su paso por la función pública, encuentra a un responsable bajo el argumento de la persecución y la consigna. Es un profesional de la victimización.

Cuando fue encontrado responsable del robo a Finanzas y Desarrollo Social, dijo que había sido una consigna del grupo político del priista Mario Marín Torres por su cercanía con Moreno Valle, que ya aspiraba a ser candidato a gobernador; con el hallazgo de la proveeduría a través de sus empresas, le puso el dedo al ex operador del propio Moreno Valle, Eukid Castañón, quien ahora enfrenta un proceso penal en el penal de Tepexi.

Y lo mismo ocurrió con la riqueza inmobiliaria que junto con su esposa, la senadora Nancy de la Sierra Arámburo, se le encontró en el municipio de Atlixco por 152 millones de pesos, que acumuló cuando fue presidente municipal de San Pedro Cholula, de febrero de 2014 (https://www.parabolica.mx/2018/politica/item/13036-vive-bonanza-inmobiliaria-jose-juan-espinosa).

Un expediente no explorado es el que involucra a su cuñado, Oscar de la Sierra, vice presidente de la cadena Farmacias Similares, un ingeniero industrial quien después de haber tenido que costear con una beca sus estudios en la Universidad de las Américas Puebla pasó a comprar bienes inmuebles en Atlixco por 99 millones de pesos, en Atlixco en el periodo de Espinosa Torres como edil de Cholula.

El cuñado de José Juan Espinosa es apenas el eslabón de una larga cadena de perfiles, con nombre y apellido, para blanquear recursos de probable procedencia ilícita a través de las notarías públicas número 19 de Gerardo Lara Said; la 2 de María Elvia Graciela Morales Sánchez; 42 de Mario Salazar Martínez todas ellas en la capital de Puebla y la número 3 en Atlixco, de Héctor Jiménez y Meneses, actual diputado federal de Morena.

No importa la cuantificación de lo documentado en la prensa. Cada vez que se toca la figura de quien ahora acusa persecución política de la Cuarta Transformación, el recurso de victimización es la constante, al mismo tiempo de descalificar todo lo publicado que atenta contra sus intereses políticos y económicos.

Naufraga José Juan Espinosa sin protección política alguna. La última tabla de salvación creyó encontrarla con la candidatura de Porfirio Muñoz Ledo a la dirigencia nacional de Morena.

Espinosa Torres está a unos días de convertirse en un indiciado, según se puede concluir y parece difícil pueda encontrar una nueva patente de corso que lo ponga a salvo de la justicia penal.

 

Parabolica.mx por Fernando Maldonado