Con una tradicional ofrenda por el Día de Muertos a la pintora Frida Kahlo, México celebra entre coloridas flores, comida y calaveras de cartón, a grandes artistas que han perdido la vida debido a las pandemias.

El altar, erigido en la antigua Casa Azul, el hogar en la Ciudad de México donde Kahlo vivió con su esposo, el muralista Diego Rivera, es una instalación del creador francés Jean Paul Gaultier, inspirada en uno de sus emblemáticos autorretratos, titulado “La Mesa Herida” (1940).

En la pintura, la artista mexicana aparece sentada frente a una mesa de madera con manchas de sangre que ocupa el centro de un sombrío escenario, mientras es acompañada por unos niños, un venado, un esqueleto y una figura antropomorfa.

Tradicionalmente, los mexicanos construyen altares del Día de Muertos en sus hogares y en el exterior, donde colocan fotografías de los muertos y artículos que disfrutaron en vida.

Gaultier tomó la imagen para crear el altar en el que la calavera sonriente de Frida departe entre viandas y flores de cempasúchil con artistas como Moliere y Sor Juana Inés de la Cruz, que como ella fueron convidados a cruzar el inframundo para celebrar con los vivos, según las creencias prehispánicas.

“Nos animamos a venir considerando todas las precauciones y también para seguir enseñando a nuestros niños todas estas tradiciones mexicanas”, dijo Edna Romero, quien acudió con su familia a ver la instalación portando un cubrebocas.

Debido a la pandemia de coronavirus, la Casa Azul, ahora convertida en un museo, ha estado dosificando el ingreso de visitantes por lo que es posible hacer largas filas antes de recorrer la ofrenda, llamada “La Mesa Restaurada“.

“Es una experiencia interesante para nosotros sobre México y el Día Muertos”, dijo Mariyah Efimova, una turista proveniente de Rusia.

 

ica

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