El Puebla de la Franja cayó en casa ante el súper líder León, un equipo que sí se merece este mote no sólo por la diferencia de puntos que tiene con respecto a sus perseguidores, sino por su juego y su regularidad de la mano de un técnico que ha crecido y ha podido poner en marcha lo que aprendió en Europa ya que oír a Ignacio Ambriz es reconocer conceptos muy repetidos en el viejo continente y poco ocupados aquí. De la mano de un técnico que habla sobre futbol, el León venció con problemas 2-1 al Puebla, que pese a ofrecer un buen partido sumó su tercera derrota consecutiva por tercera vez en la temporada https://www.youtube.com/watch?v=0-rsRRgoBbA.
Un equipo que ha perdido nueve de 15 juegos todavía aspira a la liguilla porque si bien salió de línea de clasificación cuando el FC Juárez fue a Monterrey a empatar a uno con Tigres, la diferencia es de un punto y otros equipos que podían aprovechar el nuevo descalabro camotero no lo hicieron como Tijuana, Mazatlán, Atlas, Querétaro y San Luis; precisamente sólo los potosinos tienen más derrotas que el Puebla, 10, y el equipo de la Franja está igualado con Tijuana y Querétaro entre los equipos con más derrotas del campeonato. Aun así la escuadra local todavía aspira a meterse si logra sacar la mayoría de los puntos en disputa ante Atlas y San Luis.
El partido del viernes fue un compendio del “Guardianes 2020” para el Puebla: Algunos instantes buenos, desconexiones muy prolongadas, movimientos sin sentido del entrenador para improvisar sobre la marcha, no saber a lo que se juega, fallas de jugadores importantes (Nicolás Vikonis en el segundo gol esmeralda ya que se precipitó en la salida) y la enésima confirmación de que este equipo confundió la idea de continuidad para ofrecer varias oportunidades a jugadores que han demostrado que no pueden dar el do de pecho a la hora buena.
Pese a la calidad del León, el Puebla estuvo muy cerca de aprovechar la expulsión de Pedro Aquino al minuto 73 ya que tres minutos después Daniel Álvarez anotó el 1-2 con un buen cabezazo y en la última jugada del partido un desborde por derecha finalizó con un centro raso al que Christian Tabó llegó pero se equivocó de pierna y al quererle pegar de derecha desperdició la oportunidad de empatar el juego. Pero esta jugada permite nuevamente recordar que las estadísticas sobre la cantidad de kilómetros recorridos, sprints realizados y velocidad desarrollada en los partidos son intrascendentes. Tabó aparece en varios departamentos de esos pero su esfuerzo no se traduce en jugadas trascendentales para el Puebla, una situación repetida en los últimos torneos.
De igual manera la aparición, tardía, de Daniel Álvarez demuestra que sin ser un gran plantel, el Puebla tenía más material humano que en torneos pasados y el técnico no supo utilizarlo. Primero fue Osvaldito Martínez quien vivió varios partidos en la banca, jugando los minutos basura o intentando rescatar un barco que ya se hundía. Álvarez pasó de ser suplente, a la titularidad, a salir de la alineación porque fue uno de los casos positivos de Covid-19, pero a su regreso ya no tuvo protagonismo hasta el partido del viernes. Álvarez es uno de los jugadores distintos en la plantilla camotera, pero el técnico da la impresión que prefiere a los correlones antes que a los talentosos y ese ha sido otro de los males del Puebla en esta temporada.
La improvisación volvió a la Franja porque ante la lesión de Osvaldito Martínez sustituido por Omar Fernández, Reynoso volvió a cambiar el parado y reinstaló la línea de colocando jugadores fuera de su posición. De tal manera que todos estos factores como la falta de un estilo definido, la improvisación sobre la marcha, la poca confianza en los jugadores talentosos para privilegiar a los correlones, la irregularidad de algunos futbolistas, la baja de juego de algunos hombres claves, así como futbolistas incapaces de dar al estirón tienen sumido al Puebla en una situación muy compleja: Está cerca de quedar fuera de la liguilla más mediocre de la historia, donde para clasificar solamente se va a requerir el 33.33% de los puntos en disputa, y así alargar su racha de no meterse a la liguilla a 10 torneos ya que la última vez fue el Apertura 2015 bajo la dirección de Pablo Marini, además de que la situación en el cociente se ha complicado y ahora está muy cerca de caer a la antepenúltima posición lo que lo obligaría a pagar la multa en mayo de 2021.
Todos estos son argumentos que no se pueden tapar cuestionando la actuación arbitral o alegando sensaciones, “si jugamos así nos puede alcanzar”, porque el Puebla ha sido incapaz de mantener el nivel no de partido a partido sino en los mismos juegos, lo que nos lleva a concluir que alcanzar la clasificación sería una gran mentira. Desde la parte oficial se explicaría que se alcanzó el objetivo cuando la realidad es que se habría metido gracias al sistema de competencia y como el mejor ejemplo de que la medida de ampliar los cupos para la liguilla es una oda a la mediocridad. Al perder 9 de 15 partidos y al ganar sólo uno de siete juegos disputados en casa este Puebla no se merece entrar a la liguilla y lo que realmente ahora debería importar es que la directiva tome decisiones.
En ese sentido a mí no me importa si esas decisiones se toman en el Ajusco o cerca de Lomas de Angelópolis, lo que interesa es que haya una sacudida real, que se den cuenta que la continuidad sólo ha dado paso a la falta de exigencia, que varios jugadores fueron incapaces de crecer a la hora buena y que mantenerlos enviará un nuevo mensaje de apatía, y de que al final lo que importa es ofrecer un producto televisivo para los viernes botaneros, sin importar que ese producto sea verdaderamente competitivo. Este proyecto de Juan Reynoso con varios jugadores a cuestas ya no se puede sostener porque apesta a conformismo, a mediocridad, a dejadez.
La directiva actual ha dotado al club de una mayor estabilidad administrativa, lo cual no era sencillo, pero como equipo de futbol los resultados son los que alimentan a una afición y, desgraciadamente este Puebla ha ganado 2 partidos de 12 disputados en todo 2020 en el Cuauhtémoc, por lo cual la afición camotera ya está anémica por lo que urgentemente requiere de tratamiento, mismo que debe romper con un proyecto que ofreció promesas pero que nunca pudo materializarlas. Por lo pronto, gracias al sistema de competencia, el Puebla todavía puede clasificar a la liguilla si es capaz de ganar sus dos encuentros restantes y así evitaría un bochorno mayor al ni siquiera meterse a la extensa “fiesta grande”.
Más allá de la nueva oportunidad que le brinda el mediocre sistema hoy, más que nunca, es necesario que la directiva se dé cuenta que con este proyecto no hay posibilidad de trascender, que sea muy cuidadosa en encontrar a los jugadores con los cuales se pueda construir algo nuevo y salir de muchos que encontraron en Puebla un paraíso: Estabilidad económica ya sin escándalos, continuidad pese a la falta de resultados y la posibilidad de vivir en una ciudad muy bonita y cómoda, a costa de una afición que ya presenta anemia y se acerca al infierno.
El Blog de Puebla Deportes por Antonio Abascal