Una cepa de coronavirus que surgió en España en junio se extendió por toda Europa y ahora constituye un gran número de las infecciones en varios países, dijeron investigadores, subrayando el papel que juegan los desplazamientos en la pandemia y la necesidad de rastrear las mutaciones.

Esta variante, que no se ha descubierto que sea intrínsecamente más peligrosa que la original, se identificó por primera vez entre los trabajadores rurales de las regiones aragonesas y catalanas, situadas al noreste de España.

En los últimos dos meses, ha representado cerca del 90% de las nuevas infecciones en España, según un estudio elaborado por siete investigadores con el apoyo de instituciones científicas del sector público suizo y español.

La investigación fue publicada en un servidor https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.10.25.20219063v1.full.pdf de preimpresión y aún no ha sido revisada por pares para su publicación en una revista científica.

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La cepa ha cruzado las fronteras europeas y fue la responsable de entre el 40 y el 70% de las nuevas infecciones en Suiza, Irlanda y el Reino Unido en el mes de septiembre, según descubrieron estos investigadores.

Los científicos dijeron que las características con las que la cepa mutó no proporcionaron ninguna ventaja aparente para el patógeno y que su éxito puede deberse a que las personas que la contrajeron en primer lugar tendían particularmente a desplazarse e interactuar con otras personas.

Pero en algunos lugares fuera de España, el camino de dicha variante desarrolló una dinámica propia, lo que indica que puede tener una ventaja en la transmisión.

“Su frecuencia en el Reino Unido ha continuado aumentando incluso después de que se impusieran cuarentenas obligatorias a los viajeros que llegaran al país y de que terminara el período de desplazamientos en el verano. Por lo tanto, esta variante se podría transmitir más rápido que las variantes rivales”, escribieron los investigadores.

Los esfuerzos para secuenciar los genomas virales difieren ampliamente en toda Europa, lo que limita su investigación, añadieron.

“El rápido aumento de estas variantes en Europa resalta la importancia de la vigilancia genómica de la pandemia del SARS-CoV-2 (…), es imperativo entender si las nuevas variantes impactan en la severidad de la enfermedad”.

La Organización Mundial de la Salud dijo en julio que no había pruebas de que las mutaciones del virus hubieran acarreado un tipo de enfermedad más severa. El organismo formó un grupo de trabajo para entender mejor cómo se comportan las mutaciones.

Todos los virus hacen copias imperfectas de sí mismos cuando infectan a un huésped, pero la tendencia a esta deriva aleatoria varía entre las distintas clases de virus.

Se sabe que los coronavirus, que también fueron la causa del brote de SARS de 2002-2004, son más estables que, por ejemplo, la gripe estacional, que requiere una nueva vacuna cada año.

 

ica

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