Sería un error suponer que los triunfos que el PRI obtuvo este domingo en Coahuila, por tunda y carro completo en la definición del Congreso local, y en Hidalgo, con relativa suficiencia en 32 de las 84 alcaldías, recuperando incluso la capital Pachuca, se reeditarán en automático en 2021.
No debe considerarse una “sorpresa” que el tricolor ganara en los estados en lo que de por sí ya gobernaba y en donde los actuales mandatarios, Miguel Ángel Riquelme Solís y Omar Fayad Meneses, respectivamente, son especialmente colaboradores con el presidente de la República.
Tampoco debe sorprender que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) deje nuevamente en evidencia su incapacidad de operación electoral y de estructura partidista.
Sin Andrés Manuel López Obrador en las boletas, Morena es casi un cascarón, que además se pudre internamente con sus guerras fratricidas. Sin el tabasqueño, también sangra, no es invencible.
Lo que sí debiera llamar la atención es el fracaso del Partido Acción Nacional (PAN) en esas dos entidades, en la que fue la última elección constitucional, aunque sea local, antes de acudir a la competencia de 2021.
El próximo año se realizará un proceso para renovar la Cámara de Diputados, en concurrencia con otros 32 procesos locales. Todo el país estará en disputa por cargos de elección popular.
Previo a ello, el panismo ha obtenido un pésimo resultado en Hidalgo y Coahuila.
En la primera entidad, se fue hasta el cuarto lugar en la disputa de las 84 alcaldías y la más grave y dolorosa derrota la sufrió en la capital, Pachuca, en donde el PRI recuperó la plaza.
Las cifras son terribles para Acción Nacional en ese estado, en donde hasta el PRD lo superó en triunfos en los municipios.
En Coahuila tampoco las cifras son buenas para los albiazules, que quedaron en tercer lugar.
La semana pasada, el diario “El Financiero” publicó una encuesta que plasma un crecimiento de Morena, entre mayo y septiembre, de 20 puntos, para colocarse en 39 por ciento de las potenciales preferencias electorales.
El estudio colocó al PAN y al PRI muy parejos, con 11 y 10 por ciento, respectivamente.
Los resultados en las dos entidades que este domingo acudieron a las urnas de forma extraordinaria y postergada, pues sus procesos debieron desahogarse en junio pasado, pero la pandemia lo impidió, son apenas un muy fragmento de ese análisis.
No queda mucha duda de que el PAN está cayendo y que su estrategia beligerante contra el presidente no se está reflejando en sufragios; al menos no en Hidalgo y Coahuila.
En cambio, el PRI pareciera caminar sin contratiempos a la recuperación aritmética, que es lo que finalmente cuenta, con un esquema de poco roce y hasta por momentos colaboracionista con López Obrador.
Además del PAN y su caída, el más preocupado debiera ser Morena que, a pesar de contar con una enorme clientela electoral, producto de los programas asistencialistas en dinero en efectivo del lopezobradorismo, no ha sabido capitalizarla en las urnas.
Faltan menos de ocho meses para la cita del 6 de junio de 2021. El tiempo es escaso. La carrera es ahora también a contrarreloj.
Piso 17 por Álvaro Ramírez Velasco