Los pasillos están vacíos y silenciosos en la Universidad Central de Venezuela (UCV), la más grande y antigua del país, ya que sus 32 mil estudiantes han sido evacuados por la pandemia de Covid-19.
Según profesores y alumnos, el centro público de estudios, con casi 300 años de fundado, padece no sólo por el virus, sino de agudos problemas derivados de la crisis económica que afecta al país y que lo ha dejado con un exiguo presupuesto y 30% de sus graduados emigrando, con lo cual arriesga la formación de profesionales tan necesarios en la nación OPEP, desde médicos hasta obreros calificados.
El deterioro de la infraestructura de la universidad se destacó en junio con el colapso de un tramo del techo de una caminería al aire libre y que es una parte de la icónica arquitectura del complejo, que ha sido reconocida en el año 2000 por la Unesco como patrimonio de la humanidad.
Los problemas de la universidad indican que Venezuela corre el riesgo de perder mayor número de profesionales, lo que podría dejar al país sin los recursos humanos que necesita para reconstruir una nación donde un colapso hiperinflacionario de seis años empujó a la mayoría de ellos fuera del país y formar parte de una diáspora de más de 5 millones de personas.
LEG