Hasta la caseta de vigilancia de un establecimiento del bulevar Atlixcáyotl se escucharon las detonaciones de armas de fuego. Dos automóviles parecían rivalizar y de uno de ellos se alcanzaron a ver los fogonazos de lo que parecía un arma de alto poder. Una mujer en el interior de esa caseta de vigilancia, integrante de una corporación de seguridad privada, no tuvo otra que echarse al piso para evitar ser blanco del enfrentamiento armado en una de las avenidas mayormente transitadas e hipotéticamente vigiladas. Era la noche del jueves 22 de octubre.

Pasó el susto y de vez en vez aún se le puede ver a la mujer policía desempeñar su trabajo noctámbulo, aun sabiendo que esa vía de comunicación es escenario frecuente de arrancones y carreras callejeras de autos conducidos por mirreyes que inundan la zona, pero también de integrantes de grupos armados que operan sin que nadie les ponga un alto.

No ha sido el único sitio en el que salen a relucir armas de fuego. Unos días después de lo ocurrido en la Atlixcáyotl, en una de las colonias de mayor tradición en la capital de Puebla también fue activada un arma de fuego. El reloj marcaba las 3:25 de la mañana. Sin más que el silencio de la noche, la oscuridad de la madrugada se interrumpió por los fogonazos de otra arma.

Por el estruendo, se deduce que fue al menos una pistola calibre .9 milímetros, dice el vigilante de un fraccionamiento cerrado ubicado por la zona del Club de Golf Mayorazgo. Unas trece detonaciones interrumpieron el sueño de vecinos, y también la paz de la noche. Después, nada.

Los eventos criminales se suceden uno a uno. El día en que una persona fue asaltada con arma de fuego y herida con 3 disparos que lo llevaron al hospital el 20 de octubre a las 22:20 de la noche. Era el martes 20 de octubre en la colonia Villa Encantada y al mismo tiempo que era sometido, asaltado y herido, un cómplice del asaltante sometía a una pareja que caminaba unos metros adelante de la primera presa, herida por los dispararos en esa noche fatídica.

Igual que en los otros tres eventos, nada sucedió. Los grupos de vecinos en WhatsApp se activaron para pedir auxilio. Las patrullas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del municipio, movidas por vectores, según ha presumido el ayuntamiento de Puebla, no llegaron; y cuando lo hicieron, ocurrió a destiempo.

Unos días después de ese atraco, difundido a través de redes, un grupo de vecinos de un fraccionamiento ubicado en la Zavaleta y Camino Real a Cholula escucharon disparos de arma de fuego. Fue en la noche y tampoco nadie escuchó movilización policiaca, alarmas o sirenas de los servicios de seguridad pública.

Como en el bulevar Atlixcáyotl, el fraccionamiento localizado por la zona de Mayorazgo y en Villa Encantada, en esta zona del área metropolitana, nadie sabe de los orígenes de los constantes disparos hechos en medio de la noche. Acaso tienen una certeza: en estos episodios, como en otros, la ausencia de los uniformados es sintomática de omisión o colusión con grupos delictivos que activan las luces en la noche.

 

Parabólica.MX por Fernando Maldonado