Este 17 de noviembre se cumplieron nueve meses de la detención del ex hombre fuerte del morenovallismo, Eukid Castañón Herrera, responsable de una política de endurecimiento con grupos rivales o contrarios al clan que comandó el gobernador fallecido, Rafael Moreno Valle, e incluso más allá, con Antonio Gali en el poder.

El nombre de este personaje sobre quien todo integrante de la clase política tiene una historia, humillación o amago sigue vigente en el escenario público, aún y su condición de imputado de tres cargos en el penal de Tepexi de Rodríguez, llevado ahí luego de haberse comprobado su capacidad de corrupción en el sistema carcelario de San Miguel, en la capital.

En los últimos dos días han llegado a correos electrónicos de redacciones de periódicos o columnistas cinco archivos en formato MP3 con conversaciones del extitular de Finanzas, Jorge Estefan Chidiac; la ex presidenta municipal, Blanca Alcalá… y más recientemente, del propio Eukid.

Desde hace dos semanas se había advertido de la entrega de los últimos dos días con la obvia intención de hacer crecer la expectación y la especulación, práctica habitual de los círculos de poder locales.

Los dos últimos archivos tienen poca sustancia, como ocurrió con los personajes priistas, lo que sugiere que lo que auténticamente se busca es sembrar el terror en la clase política ante la probable revelación de alguna conversación con el inquilino de Tepexi de Rodriguez de carácter indecorosa, o ilegal.

Más que la leyenda negra escrita sobre quién se conoció como “Don Siniestro”, lo que parece privar en el imaginario de la clase política y empresarial es la zozobra ante la eventualidad de que el próximo por correo anónimo filtre en las próximas horas conversaciones con el propio Castañón o entre grupos afines, como ya sucedió en los últimos dos días.

A nueve meses de haber sido detenido, Castañón Herrera acumula tropiezos jurídicos que se amontonan en su historial: el 10 de noviembre se supo del sobreseimiento del juicio de amparo que el equipo jurídico del imputado promovió por presuntos actos de “tortura física e incomunicación”.

La decisión del juez que conoció del caso determinó desestimar la posibilidad de que la justicia federal proteja al personaje luego de evidenciar, mediante dictámenes médicos, la inexistencia de marcas o huellas de tortura en el cuerpo del detenido.

Será extremadamente difícil saber el remitente desde donde llegan los audios, pero una descripción detallada sobre la forma de operación de la oficina de espionaje político montada por el exvicecoordinador de la bancada del PAN no pudo estar ajeno a esa trama.

Y la filtración de conversaciones en las que aparece el propio autor de ese complejo e inmortal método de espaciar a “enemigos” del régimen no puede ser sino el resultado del desorden que privó en el manejo y operación de los equipos para realizar escuchas y el manejo de la información acumulada. Tiene una explicación: el paso de cualquier hijo de vecino por los “nidos” de espionajes convirtió en romería ámbitos que debieron ser absolutamente herméticos para elevar su eficacia.

Son aún las herencias de un régimen que creíamos insepulto.

 

Parabólica por Fernando Maldonado