El diputado Gabriel Biestro Medinilla suele ser aborrecido por la clase política de la vieja guardia, marcada por el estereotipo que anida en el imaginario de quienes forman parte de esa generación, ávidos de lisonja, ceremoniales y la retórica barroca.
Biestro es un cuarentón a quienes sus detractores descalifican por la escasa poblanidad y porque no les gusta que un coordinador parlamentario llegue a las sesiones de Congreso con pantalones de mezclilla y zapatos tenis rojos, lentes oscuros de gota y chamarra de piel, un poco a la Lou Reed.
La metralla declarativa no ha sido suficiente para hacerlo declinar de su aspiración, convertirse en candidato a la presidencia municipal de la capital por el partido en el que creció a la vida pública desde el activismo callejero.
Los militantes de Morena que desconocen de la tarea fundacional de ese partido político lo descalifican por inexperto, los detractores desde otras trincheras se mofan por la falta de recursos políticos y sus escasos vínculos con los grupos de poder de facto tradicionales en la escena.
Biestro Medinilla debe sentirse incómodo en las noches de flashes y pasarela que cada fin de año organizan agrupaciones claramente de corte conservador como el Consejo Coordinador Empresarial, Coparmex u otros grupos similares.
No es lo suyo la autocomplacencia ni el uso del doble lenguaje, como menudea en grupos políticos y de poder que en público tiene una apreciación, pero en privado enjuician, descalifican, medran y complotan.
La autenticidad de este cuadro de Morena comenzó a crecer en niveles de conocimiento para colocarlo en niveles de competencia frente al mejor producto que tiene en PAN, Eduardo Rivera Pérez dice el Buró de Estrategias y Análisis del Poder (BEAP), de Rodolfo Rivera Pacheco.
Ante la proximidad y luego en la crisis postelectoral, Rivera Pacheco y su encuestadora anticiparon y luego sostuvieron que Miguel Barbosa había ganado la elección que luego se judicializó hasta terminar en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Fue además quien desde que Gabriel Hinojosa fue candidato y luego alcalde del PAN en el trienio 1996-1999, hizo el trabajo de medición del ánimo del electorado que dio la primera alternancia en la capital.
Los estudios demoscópicos del BEAP muestran un crecimiento notable junto al panista, con una salvedad, el porcentaje de negativos es notoriamente menor al de otros perfiles.
Si Gabriel Biestro quiere ser un candidato competitivo deberá ser menos dogmático y tejer fino sin ceder principios; salir con mayor decisión del ámbito legislativo e incrementar su interlocución con la gente de a pie, para lo que no necesitará juntarse con los grupos de presión tradicionales que poco aportan pero mucho despotrican ante los cambios de paradigma en el ejercicio de la política de la Cuarta Transformación.
Parabólica.MX por Fernando Maldonado