El Diego y México tendrán una relación perpetua de admiración mutua que arrojó los pasajes más gloriosos en la vida del 10 dentro y fuera de la cancha.

El momento cumbre de Maradona tuvo lugar en México en el año 1986 y en la justa más importante del futbol: la Copa del Mundo. El 10 no escatimó en derramar su talento en las canchas del país y el destino se lo premió con la Copa.

Los dos goles de más trascendencia en su carrera los capitalizó en menos de cinco minutos en el Estadio Azteca y a manera de una revancha por la Guerra de las Malvinas pocos años atrás.

Al minuto 51 Maradona pegó el salto más grande de su vida para alcanzar el balón que quedó entre él y Shilton, arquero de Inglaterra. La imposibilidad de llegar con la cabeza le hizo usar su mano como una extensión para rematar. Instinto o alevosía, solo Diego lo supo.

Lo que supo todo el mundo fue que el segundo gol contra Inglaterra cabalgando desde la media cancha era una obra de arte nunca antes vista y que lo ponía en un sitio en el olimpo.

55 metros de trayecoria en el minuto 55, seis rivales eludidos y 115 mil personas como testigos bajo el sol quemante del mediodía en la Ciudad de México fue la atmósfera que envolvió el ascenso de Maradona.

Diego tuvo entre sus primeros caprichos conocer a Verónica Castro, actriz mundialmente famosa por ser la estrella de las telenovelas de los años 70 y 80, y cuando Boca Juniors vino al Azteca a jugar un amistoso, el sueño se cumplió, pues ella fue la madrina del encuentro.

Por siempre con el pueblo

En el mundo entero hay conmoción, aunque en la Argentina se vive una pesadilla para muchos, ya que no conciben la idea de sus vidas sin el personaje que más alegría les otorgó.

Durante la estadía del cuerpo de Diego en la Casa Rosada, sede del Ejecutivo argentino, fueron cientos de miles los que acudieron a estar cerca de él por última vez.

La generación que lo acompañó en 1986 y con la que fue campeón del mundo hizo un momento de guardia alrededor de él, al igual que el plantel de Gimnasia y Esgrima La Plata, los últimos muchachos a los que entrenó.

Los personajes más importantes del futbol argentino de antaño y de ahora se dieron cita, al igual que figuras de distintos medios y por supuesto el presidente del país, Alberto Fernández.

En la avenida 9 de mayo, la arteria principal de Buenos Aires, la multitud de hinchas tuvieron enfrentamientos con la policía y pese a la ola de enamorados del Diego que querían verlo, el velorio terminó apenas pasadas las 17:00 horas (tiempo de Buenos Aires).

Mientras todos se aferraban a tenerlo un minuto más entre ellos, Diego impaciente va a reunirse con sus viejos: Doña Tota, la madre del futbol; y Don Diego, su cómplice en tantas aventuras.

FRASES
“Soy un hombre al que le cuesta mirarse en el espejo”: Diego Armando Maradona

“La dimensión de su arte tiene un reconocimiento infinito”: Marcelo Bielsa, técnico argentino del Leeds United

Si me muero, quiero volver a nacer y ser futbolista. Y quiero volver a ser Diego Armando Maradona. Soy un jugador que le ha dado alegría a la gente y con eso me basta y me sobra” Diego Maradona

Reposará junto  a Tota y Don Diego

La familia de Diego enterrará su cuerpo en el cementerio privado Jardín de Bella Vista, el mismo donde se encuentran enterrados Doña Tota y Don Diego, los papás del genio del futbol mundial.

Sello de Diego en Sinaloa

El último gran momento de Maradona se dio en Sinaloa y como técnico de Dorados, equipo que convenció al Pelusa de hacerse cargo del equipo con la encomienda de ascenderlo a Primera.

Tras una breve gestión en los Emiratos Árabes Unidos donde no tuvo un buen paso, aterrizó en México en 2018 y empezó una revigorización de su persona y su papel como entrenador.

Los triunfos y el buen accionar de Dorados sorprendió a más de uno, mientras que el Diego se veía contento y si bien su salud ya estaba mermada por la condición de sus rodillas, la energía y el buen ánimo volvieron a él.

Con 18 triunfos, ocho empates y ocho caídas, en Argentina cobró fuerza la opción de que el máximo ídolo dirigiera en su país, aunque en un principio Maradona rechazó la idea.

“Nadie me puso en la fila para agarrar a la selección, ahora sí me ponen en la mira de varios equipos argentinos. Yo estoy en Dorados y me siento feliz, aquí me miman”, expresó Diego en su estancia en Sinaloa.

En su estancia como técnico de Dorados, Maradona y su espíritu rebelde contagiaron a sus jugadores con ese extra que va más allá del trabajo de cancha. “Muchachos, no tengan miedo a tocar la pelota” o “acá no hay cosa fácil, acá nadie nos regaló nada”, fueron parte de las arengas que el Diego daba a sus pupilos en los partidos.

De estar en el último lugar del Ascenso MX, a disputar dos finales, así fue la transformación de Dorados y del mismo Diego, quien recobró la alegría que no se le había visto en muchos años en el campo.

Estuvo muy cerca de una última hazaña: poner a Dorados en la máxima categoría del balompié mexicano, pero el destino no quiso.

LEG

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