Dos escenas y un mismo camino, rumbo a la elección de 2021 en todo el país. La plana del diario Reforma de miércoles en la que se admite un conjunto de sobornos entregados a panistas en el Senado, provenientes de un hombre de poder en el sexenio del priista Enrique Peña Nieto, para poder sacar la Reforma Energética.
En el otro, la imagen de líderes de partidos políticos con la cabeza visible de un grupo en extremo conservador, Claudia X. González, declarado adversario del régimen de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
Además del ícono del sector empresarial y artífice de la creación de figuras como Mexicanos Contra la Corrupción, México Sí y FRENAA, Marko Cortés del PAN; Jesús Zambrano, del PRD; y Alejandro Moreno, del PRI.
La declaración ministerial en la Fiscalía General de la República de un personero (Rafael Caraveo Opengo) del entonces senador de la República, Jorge Luis Lavalle Maury, desnuda la forma de acordar por debajo de la mesa beneficios mutuos a cambio de favores políticos, claramente ilegales (inmorales ya son).
La trama contada a la FGE encaja en la tipificación del delito de delincuencia organizada, se establece en el Código Nacional de Procedimientos Penales. Involucra a Caraveo, el mensajero; al exsenador panista, beneficiario de los sobornos; dos personas más que lo acompañaban a recibir maletas llenas de dinero a una oficina alterna de Petróleos Mexicanos en Montes Urales; al director de la paraestatal, Emilio Lozoya Austin, detenido y presumiblemente acogido a la figura de Criterio de Oportunidad; al exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso; y al propio expresidente de la República, Peña Nieto.
Cualquier estudiante de cuarto semestre de la carrera de derecho podría trazar esa ruta a partir de la evidencia mostrada desde que comenzó la divulgación de los videos en los que se ve la entrega de maletas llenas de fajos de billetes. La trama jurídica no admite duda.
El juicio paralelo será el más dificultoso. En términos de percepción, los personajes que aparecen en las fotografías para constituir una alianza electoral para competir por cargos en la elección de 2021, queda con una enorme carga de descrédito.
El mexicano promedio deberá juzgar a partir de los dos escenarios mostrados a mitad de esta semana.
La bochornosa forma de conducción pactista que involucra millones de pesos del dinero del pueblo para satisfacer apetitos económicos y políticos mutuos, robustece y permite dotar de una vigencia fuera de toda duda el discurso del régimen en turno por combatir la corrupción e impunidad.
Así que el intento por pactar acuerdos para construir candidaturas comunes bajo la figura que se quiera: coalición, alianza o unión de facto, requerirá de una enorme tarea de contención y control de daños a temprana hora.
Exhibidos como un grupo de ladrones y tramposos, priistas, panistas y lo que queda del PRD bajo la tutela de un perfil empresarial beneficiado de los regímenes de los partidos pactistas, deberán acusar de recibo de un misil que pegó en la línea de flotación opositora.
Parabólica.MX por Fernando Maldonado