Del 2021 debemos esperar de todo. La vileza de las ambiciones políticas y la nobleza de la humanidad en la recta final del mayor de los desafíos tras la crisis de salud.
Habrá elecciones en Puebla para elegir ediles y diputados, los legisladores federales también se someterán al escrutinio de las urnas. En México se disputarán 15 gubernaturas.
Nuevos contendientes, mismas prácticas. La intriga palaciega y de grupo será la divisa para satisfacer apetitos inconfesables disfrazados de buena voluntad y espíritu de servicio.
En medio la sociedad, mujeres y hombres de buena voluntad en la búsqueda de la opción deseable por encontrar a quien tenga capacidades, aptitudes y talentos para ayudar a terminar con el periodo más incierto de la historia.
Colmará el deseo la voluntad mayoritaria a la hora del voto: sobre el raciocinio, la esperanza; por encima del dato contrastable, el temor; en lugar del conocimiento pleno de la oferta más sensata, el impulso o la corazonada.
La razón en el voto electoral será una quimera. La historia de los comicios en este país y el resto del mundo es más que evidencia empírica para dar cuenta que la narrativa del engaño desde el poder no ha perdido efectividad.
Nada de lo previsible en 2021 sería nuevo y sería hasta justificable si no fuera porque el nuevo periodo encierra un desafío adicional por la pandemia y la existencia de la cura de la Covid-19.
La derecha y la izquierda tendrán un motivo adicional, nada desdeñable, para polarizar aún más el estado anímico de la gente. De un extremo a otro, la acusación abierta y el dardo envenenado van a poblar el debate por el futuro del país.
El refranero popular que dice “A río revuelto, ganancia de pescadores” va a cobrar una dimensión profética, porque veremos el regreso de los emisarios de un periodo de oprobio en el pasado.
Los vividores de la política, oportunistas o los que callaron, rieron o se beneficiaron de la mala práctica política tienen nombre y apellido. Falta que la sociedad evite caer en el engaño y los descubra en un nuevo intento por regresar otra vez a la etapa de complicidades y fatuidad.
Los amanuenses de ese poder esperan agazapados aún, con la pluma en ristre para hacer lo suyo como sucedió en Puebla en 2011, 2015, 2017 y 2018. Plumas que se ofrecen al mejor postor, pagadas con dinero público.
Ambición y dinero se van a conjugar para mantener espacio de privilegio y poder… o para conservarlo y ampliarlo.
Nunca como antes se envilecerá la actividad política que busca la simpatía o preferencia del electorado. El ánimo convenenciero y coyuntural en pleno.
Moneda de uso corriente en el debate público será la salud de la gente. Mujeres, personas de edad avanzada, niños y hombres que esperan con fundada esperanza la cura definitiva que los ponga a salvo de la zozobra y el encierro.
Habrá que tener memoria, los ojos atentos y la voluntad para ubicar los riegos que su yacen a la vista de todos con la llegada del año nuevo a la vuelta de la esquina.
En 2021 todos estaremos ante un nuevo reto. La columna Parabólica estará atenta para hacer esa crónica, pero por lo pronto entra en pausa.
Felices fiestas.
parabolica.mx por Fernando Maldonado