Nada hay más rentable electoralmente que el campo. El voto campesino es fiel, agradecido, nutrido y, lamentablemente, presa fácil de los embaucadores, de los simuladores.
En estos días en que los partidos y los “operadores” alistan sus estrategias para pedir los sufragios en las zonas rurales, más de un vival ha querido colgarse de los programas y apoyos que ha estado repartiendo, con intensidad, desde mucho antes de los tiempos de pandemia, el gobierno del estado.
No ha sido fácil ahora para los “coyotes”, que antes se colgaban con la complacencia oficial de los programas, acomodarse como los “benefactores” y “gestores” de las acciones que, a diferencia del priato y el panismo clientelar, se otorgan hoy de manera directa a los productores agropecuarios poblanos.
Muchas carreras de políticos que, sin carisma y sin capacidades, lograron ser diputado locales y federales o que ocuparon cargos administrativos, se forjaron siendo falsos benefactores de los campesinos. En el estado y muchos municipios.
Algunos todavía recorren el estado cobijados en sus “logros” del pasado, o en lo que “repartieron” cuando el gobierno era de otros colores.
Sin embargo, a pesar de su paso por esas responsabilidades, los problemas ancestrales ahí siguen, intactos, como si sus “generosas” acciones no hubieran existido jamás.
Este domingo, desde la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) del gobierno barbosista se ha hecho el llamado y la aclaración de que la dependencia no tiene “gestores” que cobren sus servicios.
Desde la SDR, en la que en el pasado lucraron económica y electoralmente muchos, hoy los apoyos se entregan directamente, ha dicho ya repetidamente en entrevistas la titular, la chapinguera originaria de Atzitzihuacán, Puebla, Ana Laura Altamirano Pérez.
Ella de sobra sabe de esos “coyotes” con disfraz de “benefactores”, pues desde responsabilidades federales en el pasado tuvo que lidiar con ellos.
Por cierto, cuando fue funcionaria federal ofreció repetidas ocasiones apoyo millonario para los campesinos poblanos, pero la soberbia de quien en ese momento era el titular del campo impidió que miles de familias campesinas pobres lo recibieran.
La historia no tiene pierde y ya en otra entrega dedicaremos el detalle a describir cómo aquel funcionario engreído ni siquiera la volteó a saludar, cuando ella ofreció bajar programas para los campesinos poblanos.
Pobre, no la ignoraba a ella, lo hacía hacia los miles de campesinos poblanos a los que seguramente pronto irá a pedir votos.
Pero hoy, los falsos benefactores están a la orden del día. Y de ahí la alerta y la advertencia de que los productores “no caigan en engaños de falsos gestores que prometen ingresar expedientes de las convocatorias de los programas del Gobierno del Estado para el campo, ya que todos los trámites son completamente gratuitos”, dice el comunicado del gobierno de Miguel Barbosa.
Y hay forma de denunciarlo, al número 800 HONESTO (466 37 86).
Que el llamado “voto verde” -ni ninguno otro- no siga más cautivo de los simuladores.
Piso 17 por Álvaro Ramírez Velasco