El Covid-19 no es la primera pandemia que sufre la humanidad en la historia del mundo. La peste negra fue, por mucho, uno de los peores episodios en la historia de Occidente.

Las malas condiciones sanitarias y la virulencia de la enfermedad se aliaron para dañar a casi toda Europa; sin embargo, durante el Renacimiento, una epidemia de peste bubónica fue controlada con prácticas que hoy mismo utilizamos contra el Covid-19. Pues la distancia social ayudó a vencer la peste.

Europa pasó por una pandemia de peste negra a finales de la Edad Media, en el siglo XIV, que según varios historiadores, mató a un tercio de la población humana. Desde entonces la enfermedad era sinónimo de terror entre los habitantes de Europa y buena parte de Asia.

Con enormes esfuerzos, la difícil situación cambió durante el Renacimiento. En 1581, un marinero contagiado desembarcó en la isla de Cerdeña. En aquel entonces, la isla mediterránea -que ahora es parte de Italia- pertenecía a la corona española. Tenía un virrey y un comercio marítimo notable.

El marido enfermo, desembarcó en la ciudad de Alguer, no sobrevivió mucho tiempo; sin embargo tras su muerte ya había empezado un mortal brote. Ante el peligro que corría la población, el médico Quinto Tiberio Angelerio se propuso abatir la enfermedad.

Angelerio, quien era un noble que había estudiado medicina en varias partes del mundo. Con conocimientos adelantados para su época, propuso al virrey que se prohibieran las fiestas, las reuniones familiares y los bailes. Igualmente, pidió que se impusiera un cordón sanitario alrededor de la ciudad para impedir la propagación de la peste y que solo una persona por familia saliera para llevar los víveres a su casa.

Entre sus propuestas más arriesgadas estaba la de que la gente no saliera por ningún motivo de sus casas y que, de salir, portaran un bastón de 2 de metros de largo para marcar lo que hoy en día entenderíamos como sana distancia.

Al principio, su propuesta fue rechazada de manera violenta y categórica, pero al ver el alto número de  muertes, los pobladores cambiaron de opinión. Asimismo se instalaron hospitales donde se atendía en la medida de lo posible, a los enfermos y se les aislaba de otros.

Los conocimientos que empleó Angelerio para vencer a la peste quedaron registrados en su libro Ectypa Pestilentis Status Algheriae Sardiniae. El tratado está conformado por 57 diferentes medidas empleadas para terminar con los contagios.

Se estima que aquella enfermedad se llevó a cerca del 60% de la población de la ciudada de Alguer; y no acabó hasta que la gente acató las medidas propuestas por Angelerio. Por lo que por varias décadas la isla se vio libre de contagios y cuando un barco catalán trajo de nuevo la peste en el año 1652, el manual de Angelerio volvió a ser usado para combatir el rebrote.

Ole Benedictow coautor de uno de los estudios recientes más importantes sobre el brote de peste en Cerdeña. Expone en su trabajo la intervención del médico Angelerio en un tiempo en que el método científico estaba en desarrollo y que aún no se descubría el mundo microscópico de las bacterias y las células.

“Es sorprendente encontrar este médico con este nivel de conocimiento en esta ciudad más bien pequeña. Sería más lógico que esto se viera en las ciudades comerciales más grandes, como Pisa o Florencia. Pero este médico estaba adelantado a los tiempos. Es algo realmente impresionante”, explicó el historiador Ole Benedictow, de la Universidad de Oslo, a la BBC.

Años después del brote de aquella enfermedad que arrasó con comunidades enteras, y que ayudó a controlar, Angelerio escribió el tratado Epidemiologia sive tractatus de peste, donde se usó por primera vez en latín y español la palabra “epidemiología”.

 

 

EFVE

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