Socava el valor del principal con el que un político suele construir nombre, trayectoria y confianza el senador Alejandro Armenta Mier: la palabra, insumo básico para dar fe de la credibilidad frente a sus  interlocutores, que no son pocos.

Una revisión de lo que parece una errática conducta del poderoso presidente de la Comisión de Hacienda en el Senado de la República colocan a Armenta con una impronta desaforada de cara al proceso electoral intermedio en el que tiene particular empeño, no obstante la palabra empeñada.

En noviembre de 2020, había dicho al autor de la columna que estaba dispuesto al autoexilio en el proceso electoral que ya se veía en lontananza: “No seré factor de división” y apoyaré a mi partido, dijo enfático en un enlace desde la Ciudad de México.

Casi tres meses después, los episodios han sido recurrentes y contradictorios porque a este neomorenista se le han encontrado vínculos con grupos antagónicos con quien en ese entonces definió como el “líder” y “primer morenista”: Miguel Barbosa, el gobernador.

“Yo en Puebla reconozco, porque así es mi formación política, que hay un líder político, el primer morenista de Puebla es el gobernador (Miguel Barbosa) y seguramente él, junto con todos los actores políticos dialogarán y construirán consensos” para la definición de las candidaturas.

“No seré factor de división y si eso significa que no tenga que estar en Puebla durante este proceso, pues no voy a estar. No pasa nada”, y luego hizo todo en contrario.

Pasó por alto el experimentado político una máxima, infalible: un actor de la vida pública debe tener presente que se acaba por ser preso de sus propias palabras cuando la congruencia mengua y la tentación nubla el sentido común.

El sábado 23 hizo que un joven colaborador suyo que habitualmente se desempeña con discreción y eficiencia en su oficina en el Senado de la República, de nombre Carlos Gómez, se presentara como aspirante a la candidatura de Morena por el distrito 09.

No debe cuestionarse la aspiración legítima de Gómez por iniciar una ruta electoral propia, sino la falta a la palabra empañada por el jefe político de un pequeño grupo, empeñado en empañar el consenso al que prometió abonar.

El domingo 17 de enero volvió  a ser exhibido en un audio en el que alienta a Rafael Moreno Valle Buitrón como candidato a la presidencia municipal de Puebla por un partido ajeno -por lo menos en la forma- de Morena: Fuerza por México, en el que el periodista José Tomé fue designado dirigente municipal.

Desde que en abril de 2019 fue revelada, a través de distintos audios, la trama y complot para descarrilar a Miguel Barbosa de la candidatura por la gubernatura, Armenta Mier evitó deslindarse de la torpe operación de sus incondicionales y acaso utilizó el recurso barato de acusar espionaje.

No obstante, un impresentable como Pablo Salazar Vicentello, aspirante, como Carlos Gómez, a la candidatura a la diputación federal por el distrito 10 de Cholula admite un intento de extorsión por cargos en la campaña y gabinete de parte de su jefe político, el personaje que ofreció no ser factor de división. La palabra de Armenta se devalúa y es ya un actor poco confiable.

 

@FerMaldonadoMX

parabolica.mx por Fernando Maldonado