A la poblana Ema Eloísa Vivanco Esquide le ha llegado muy pronto la prueba del ácido, como presidenta de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) de Morena, cargo que asumió apenas el pasado 21 de diciembre, al renovarse ese órgano que, entre otras cosas, decide las expulsiones y las sanciones, por actos reprobables, contra los militantes.

Entre las 58 impugnaciones que, hasta la semana pasada, se habían presentado ante la CNHJ contra los candidatos, candidatas y la dirigencia del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), por los procesos de selección a las contiendas de las 15 gubernaturas que este año están en juego, hay una especialmente espinosa y complicada.

Y además es señaladamente de fuego para Ema Eloísa, por su historia, por sus antecedentes, por los ideales que ha expresado desde las luchas callejeras y universitarias, y, sobre todo, por el activismo que ha encabezado, como presidenta municipal de Puebla capital, su hija Claudia Rivera Vivanco.

Se trata de las denuncias por violación sexual -porque ya son dos y hay amago de que serán más-, que hay contra el senador con licencia Félix Salgado Macedonio, precandidato único de Morena a la gubernatura de Guerrero, la que busca por tercera ocasión, pero que nunca como hoy, podría ganar.

El llamado “Toro sin cerca” es un caso paradigmático de escándalos, excesos públicos y abusos, en sus actividades personales tanto como en su carrera política, que incluyen dos diputaciones federales, dos senadurías y la alcaldía de Acapulco.

Pero también tiene seguidores que lo ven como un líder social, un luchador antisistema y un benefactor.

Proclive al abuso etílico, al motociclismo y conocido públicamente como un hombre de tono agresivo en sus coqueteos -lo he escrito con eufemismo-, Salgado Macedonio ha sido acusado penalmente, en principio, de una violación que se supone perpetró en 2016 y cuyo caso incluso generó que el ex fiscal de Guerrero, Xavier Olea Peláez -representante jurídico, por cierto, de la periodista Lydia Cacho en el caso de Puebla- revelara que le ordenaron dar carpetazo al asunto.

Félix, conocido en otra época como “El diputado costales”, porque en 1988 arrojó desde la tribuna de San Lázaro bolsas con boletas quemadas que, supuestamente, demostraban el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en la Presidencia, fue ungido abanderado a finales de diciembre y de inmediato se desató contra él la denuncia de muchas feministas de Morena y la exigencia de quitarle la precandidatura.

¿Qué va a hacer Ema Eloísa al conducir la investigación que puede llevar a la expulsión de Félix y quitarle la candidatura?

Podría seguir la línea de su hija y, con pancarta en mano, acusarlo de ser un “macho criminal” y “miembro vil de la falocracia”.

También, podría actuar con cabeza fría y ver el caso sólo en el peso de sus méritos. La decisión será colectiva, pero ella preside la CNHJ.

¿Será Eloísa la feminista a ultranza o una política mesurada?

Cualquier final dejará insatisfechos a muchos y el caso podría perseguirla por el resto de su vida política.

 

@Alvaro_Rmz_V

Piso 17 por Álvaro Ramírez Velasco