A dos días de convertirse en el 46º presidente de Estados Unidos, Joe Biden impulsó el lunes la unidad nacional con tareas de voluntariado, mientras el saliente Donald Trump sigue atrincherado en la Casa Blanca en una capital repleta de tropas y barreras de seguridad.

En el Día de Martin Luther King Jr., un feriado que los estadounidenses dedican tradicionalmente al servicio comunitario, el futuro presidente demócrata viajó desde su casa en Delaware al vecino estado de Pensilvania para participar en la distribución de alimentos para una organización benéfica en Filadelfia.

“El servicio es una forma adecuada de comenzar a sanar, unir y reconstruir este país que amamos”, dijo Biden en un video en Twitter.

Pero este gesto del demócrata de 78 años, que simboliza sus pedidos de reconciliación tras cuatro años de polarización política, se enfrenta a la dura realidad de múltiples crisis.

La pandemia de covid-19 golpea sin tregua a los estadounidenses, la distribución de vacunas trastabilla y la recuperación económica sigue incierta.

Y tras el rechazo de Trump de aceptar su derrota electoral en noviembre, la nación está más dividida y crispada que nunca.

 

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