Joe Biden, que asumió el miércoles como el 46° presidente de Estados Unidos celebrando el triunfo de la democracia y urgiendo a la “unidad”, inmediatamente tomó una serie de decisiones marcando una clara ruptura con los cuatro tumultuosos años de Donald Trump.

El demócrata entró a la Casa Blanca, a pie y de la mano de su esposa Jill, tras haber prestado juramento frente al mismo Capitolio tomado por asalto solo dos semanas atrás por partidarios de Trump incitados por la negativa del millonario republicano de aceptar su derrota.

En el Salón Oval, Biden selló una serie de decretos con los que planea enfrenar las múltiples y profundas crisis que golpean al país y revertir las políticas que marcaron la gestión de su predecesor, ordenando especialmente el retorno de Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y al Acuerdo de París sobre el clima.

“Vamos a combatir el cambio climático de una forma que no habíamos intentado hasta ahora”, afirmó.

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Las órdenes marcarán el comienzo de un importante cambio de política para el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, detrás de China, después de cuatro años durante los cuales el Gobierno de Trump puso en la picota a la ciencia del clima y redujo la regulación ambiental para maximizar el desarrollo de los combustibles fósiles.

Biden ha prometido poner a Estados Unidos en el camino de las emisiones netas cero para 2050 para igualar los pronunciados y rápidos recortes mundiales que los científicos dicen que son necesarios para evitar los impactos más devastadores del calentamiento global, aplicando restricciones en los combustibles fósiles e inversiones masivas en energía limpia.

No obstante, el camino no será fácil debido a las divisiones políticas existentes en Estados Unidos, la oposición de las empresas de combustibles fósiles y la cautela de los socios internacionales, preocupados por los cambios en la política de Washington que obstruyen el camino.

“Nos desviamos mucho del camino durante los últimos cuatro años con un negacionista del clima en la Oficina Oval”, dijo John Podesta, un asesor del expresidente Barack Obama que ayudó a elaborar el Acuerdo de París de 2015. “Entramos en la arena internacional con un déficit de credibilidad”.

Los anuncios de Biden también requerirán que las agencias gubernamentales consideren la revisión de los estándares de eficiencia de combustible de los vehículos y las restricciones de las emisiones de metano, y que estudien la posibilidad de volver a expandir los límites de los monumentos nacionales silvestres que fueron reducidos en tamaño con Trump.

Los líderes mundiales y los defensores del clima acogieron con satisfacción el regreso de Washington a la cooperación en materia de ambiental, pero expresaron cierto escepticismo acerca de su capacidad de resistencia y de superar la confusión política interna para promulgar una nueva y ambiciosa reglamentación.

Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo de París a finales del año pasado, argumentando que era demasiado costoso para la economía del país y que proporcionaría pocos beneficios tangibles, y se llevó por delante decenas de protecciones ambientales que consideraba perjudiciales para los perforadores, mineros y fabricantes.

“Estados Unidos sigue siendo el único país que se ha retirado del Acuerdo de París, convirtiéndolo, francamente, en el paria de este acuerdo multilateral”, dijo a Reuters la ex jefa de la ONU para el clima Christiana Figueres.

Biden puede recuperar la credibilidad de Estados Unidos “haciendo los deberes domésticos” de una ambiciosa acción climática en casa.

 

ica

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