A menos que la secretaria de Bienestar, Lizeth Sánchez se haya propuesto pasar a la historia como la peor operadora electoral del Partido del Trabajo, todo parece apuntar a que se ha propuesto como meta dejar el camino libre a Carlos Morales, el “chapulín” de la política local en su intento por llegar a la Cámara de Diputados federal.

Despreciado por la cúpula del Movimiento Ciudadano, el último partido en el que militó, el diputado local encontró aceptación en el PRD, una franquicia que ha dado cabida a los despojos que en el camino ha dejado el cambio de régimen y será candidato por la discutible coalición “Va x Puebla”.

Martha Huerta, una mujer desconocida por completo y cuyo único mérito es ser suplente de la petista cuya presencia en el gabinete se ha diluido, asegura traer en la bolsa la candidatura a la diputación federal sin haber dado un sólo paso para conocer el distrito por el que se postuló el expresidente municipal huérfano político como otros muchos, tras el accidente que cobró la vida del matrimonio Moreno Valle-Alonso Hidalgo en diciembre de 2018.

Sólo eso explica la decisión de contender por la diputación federal de parte de Carlos Morales, un exmilitante en diversos partidos, a quien la crítica le genera incomodidad y urticaria.

La militante del PT se ha empeñado en impulsar a su suplente y otros perfiles de probada mediocridad política, como el caso de un personaje de nombre Mauro Crispín, derrotado en las urnas cuando contendió por la presidencia municipal. No pudo ganar ni cuándo Andrés Manuel López Obrador iba en la boleta bajo las siglas de la coalición Juntos Haremos Historia, y ya va por la tercera competencia en Santa Rita Tlahuapan.

La radiografía de ese distrito es precisa para entender la conducta que mantiene la petista, aliada de Pablo Salazar, el mismo que hablaba de una alianza entre el senador Alejandro Armenta y Eukid Castañón en 2019 al fragor de la efervescencia por la candidatura a la gubernatura de la que Miguel Barbosa resultó ganador.

Sánchez y Salazar empujan a Joel Lozano Alameda en Juan C. Bonita, no obstante que apenas 2 de cada diez habitantes encuestados por el Buró de Estrategias y Análisis del Poder (Beap) están de acuerdo en su forma de hacer gobierno. El plan “B”, para la dupla es la esposa del propio edil si es que el género priva en esa demarcación municipal, Araceli Tehuitzil.

En el distrito, Lizeth Sánchez, cómo gusta que le llamen, comenzó de mala manera a ejercer un cacicazgo que por naturaleza va en contra de una de las máximas de Andrés Manuel López Obrador: no competir por cargos, sino por la transformación de la vida pública.

Del “no mentir, no robar y no traicionar” no queda más que la retórica a tres años de haber conquistado el poder público junto con el líder de la Cuarta Transformación.

A la funcionaria estatal parece haberle dado el virus que aqueja a los noveles activistas que arribaron al poder público: la soberbia que nubla la razón y el sentido común. La derrota para el proyecto en ese y ortos distritos, ya se ve en lontananza.

 

@FerMaldonadoMX

parabolica.mx por Fernando Maldonado