Yoshiro Mori renunció hoy como Presidente del Comité organizador de Tokio 2020 debido al escándalo que provocaron unos comentarios suyos calificados como machistas que hizo durante la reunión del Comité Olímpico japonés donde se discutía la incorporación de más mujeres como miembros. Durante la semana, el Comité Olímpico Internacional recordó que Tokio 2020 significarán unos juegos donde la participación femenina llegue al 49% y que ya se ha garantizado que los juegos de París 2024 serán los primeros en lograr el 50% de participación varonil y femenil, a la par de recordar todas las medidas que ha promovido para lograr una mayor participación de las mujeres no sólo en la actividad deportiva sino en los órganos de gobierno de esa institución.

De la misma forma ésta semana, el Comité Olímpico Internacional subió en sus redes un video sobre la historia del relevo 4×100 femenil desde la primera vez que se efectuó en Ámsterdam 1928 hasta Río 2016 y la periodista de “El Heraldo de México”, Katy López (@katylunga) destacó el legado del equipo canadiense que ganó la medalla de oro en tierras holandesas. Jane Bell, Myrtle Cook, Fanny Rosenfeld y Ethel Smith no sólo ganaron una medalla para Canadá sino que posteriormente siguieron luchando para que las mujeres pudieran competir en el deporte, incluso dos de ellas incursionaron en el periodismo deportivo https://twitter.com/i/status/1359548433481142272.

1928 fue el año en el que Canadá envió un grupo de atletas a las competencias femeninas luego de que el movimiento del deporte femenil ligado a Europa y Estados Unidos encontró eco en la tierra de la hoja de maple y las deportistas empezaron a pelear para poder entrenar, competir y conseguir reconocimiento, crearon clubes, organizaron competencias y publicitaron sus actividades en la prensa bajo el slogan “Girls sports Run by girls”, dos de las líderes de ese movimiento eran Myrtle Cook y Fanny Rosenfeld quienes brillarían en Ámsterdam 1928 ya que ambas tenían un bagaje de participación en varios deportes; en 1926 encontraron eco en Alexandrine Gibb quien también practicaba deporte, en específico baloncesto con un equipo llamado “Toronto Ladies´ Maple Leafs” y también jugaba tenis en el Cedar Brook Golf Club donde hacía tareas en el comité ejecutivo de damas.

Desde los primeros años de la década de los 20’s, Gibb empezó a expresar su opinión sobre el deporte femenil y empezó a negociar para conseguir la apertura de espacios recreativos y para lograr la equidad de accesos a instalaciones deportivas, fue presidenta de la Asociación de Basquetbol femenil de Ontario, en 1920 también fue electa presidenta del Club Atlético femenil de Toronto y para 1925 fue electa Presidenta del Club Atlético femenil canadiense que se formó luego de la participación de un equipo en tierras inglesas. En 1928 fue designada como manager del equipo olímpico femenil de Canadá. Gibb también fue otra de las mujeres ligadas al deporte canadiense que hizo carrera en el periodismo deportivo y en su caso justamente cuando había una baja de mujeres periodistas deportivas su aparición fue fundamental, su columna “No man´s land of sport” empezó a publicarse en mayo de 1928 y tuvo una vida hasta noviembre de 1940. Ella buscaba conectar con el público femenino, ofrecer información y promover el deporte femenil; en ella alertó sobre la falta de equidad en el acceso a instalaciones deportivas y más tarde también fue asistente del editor de deportes del “Toronto Daily Star”.

Su trabajo periodístico la llevó a escribir otro tipo de historias como, por ejemplo, sobre el trabajo de las mujeres durante la II Guerra Mundial y fue parte de los corresponsales que cubrieron la gira canadiense de la Princesa Elizabeth, Duquesa de Edimburgo (hoy la reina Isabel II de Inglaterra) y del Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo en 1951.

Myrtle Cook nació en Toronto en 1902 y tuvo la oportunidad de practicar varios deportes en los que mostró habilidad para el tenis, el hockey sobre hielo, el basquetbol, ciclismo y boliche. A los 15 años fue convocada para el equipo canadiense de pista y campo, fue parte fundamental para lograr la participación femenina en Juegos Olímpicos al ser la poseedora del récord de los 100 metros, mismo que rompió en los selectivos canadienses de Halifax pero en la justa fue descalificada debido a dos salidas en falso, en una prueba en la que había otras dos canadienses Fanny Rosenfeld y Jane Bell, quienes se quedaron con el segundo y tercer lugar, respectivamente ya que Elizabeth Robinson de Estados Unidos obtuvo la medalla de oro. Sin embargo, Cook se repuso para ser parte del equipo 4×100 que ganó la prueba junto a Rosenfeld, Bell y Ethel Smith y de esa manera ayudó a que Canadá se quedara con el primer lugar por equipos superando a Estados Unidos y Alemania.

El equipo fue bautizado como “las seis incomparables” ya que Ethel Catherwood ganó el salto de altura y Jean Thompsom se quedó cerca del pódium en los 800 metros. De hecho, Canadá llevó 7 mujeres y la única en natación, Dorothy Prior sumó dos medallas de oro, una de plata y una de bronce. A su regreso a Canadá fueron recibidas como heroínas y se organizaron desfiles en las principales ciudades para vitorearlas.

Tras su retiro, Cook siguió relacionada con el deporte como coach y como procuradora de fondos para la rama femenil. En 1929 inició una carrera de cuarenta años como periodista deportiva en el “Montreal Star” donde escribía una columna llamada “In the Women´s  Sport Light”; en una entrevista previa a Múnich 72 dijo que había estado involucrada en once juegos olímpicos ya fuera como atleta, coach, manager o reportera.

Fanny Rosenfeld también tuvo una vida dedicada a los deportes ya que practicó basquetbol, hockey, softbol y tenis, de manera destacada. Ella nació en Ekaterinoslav en el Imperio ruso pero al ser judía emigró junto con su familia a Ontario y luego se mudó a Toronto donde practicaba deportes como entretenimiento, sin embargo, en 1923 en una reunión atlética derrotó a la campeona canadiense de los 100 metros, Rosa Grosse y empezó a practicar atletismo en pruebas como el lanzamiento de disco o el salto de longitud. En Ámsterdam 1928, logró el oro como parte del relevo 4×100 y la plata en los 100 metros planos, además de un quinto lugar en los 800 metros, prueba en la que la alemana Karoline “Lina” Radke se impuso corriendo con unos zapatos que le habían entregado Adi Dassler (más tarde fundador de Adidas). La plata fue para la japonesa Kinue Hitomi y el bronce para la sueca Inga Getzel.

Rosenfeld dejó de competir en 1933 debido a una severa artritis por lo que desarrolló una carrera dentro del periodismo deportivo donde escribió columnas dedicadas a incentivar la participación de la mujer en el deporte y la activación física para las niñas. “Estamos tomando la espada, ya es hora de que en defensa de nuestros llamados cuerpos atléticos, desmintamos a esos floristas que nos representan no como modelos de físico femenino, belleza y salud, sino más bien como amazonas y patitos feo, todo porque nos hemos vuelto atletas”, llegó a escribir.

El equipo canadiense 4×100 ganó la medalla de oro en Ámsterdam 1928 y nunca más ha vuelto a ser campeón olímpico en esa prueba; en Los Ángeles 32 logró la plata con cuatro integrantes distintas a las de cuatro años antes, mientras que en Berlín 36 y Londres 48 obtuvo bronce para después desaparecer del medallero en las siguientes ediciones olímpicas. Sin embargo, la historia de este primer campeón olímpico es una muestra más de la lucha de las mujeres por participar en el deporte y, sobre todo, forma parte de un largo esfuerzo en el que han participado muchas activistas, atletas y periodistas para rozar la equidad en Tokio 2020 y alcanzarla definitivamente en París 2024.

 

El Blog de Puebla Deportes por Antonio Abascal