Ideado como un programa de política pública para ofrecer apoyo a los sectores más vulnerables, la Alianza Felicidad en manos de la secretaria de Bienestar, Lizeth Sánchez García, derivó en un caos administrativo, sin reglas de operaciones, yerros de técnica administrativa y una clara tendencia clientelar que el gobernador Miguel Barbosa ha condenado permanentemente.

En un informe detallado en poder del columnista se incluye la auditoría que Bienestar tiene por una faltante de mil viviendas de 25 metros cuadrados, cuyo monto presupuestal está estimado en 100 millones de pesos.

Los municipios afectados por un programa en el que depositaron su confianza para efectuar la aportación presupuestal como establece el convenio marco son Chapulco, San Andrés Cholula, Los Reyes de Juárez, Tlachichuca, Atlixco, Huejotzingo, Xicotepec, Teziutlán, Tlatlahuiqitepec, Amozoc, y General Felipe Ángeles.

De acuerdo con el documento de creación de Alianza Felicidad, la inversión debe ser tripartita según el apartado 3.5.1: 35 por ciento la Secretaría de Bienestar; 10 por ciento el municipio y 10 por ciento el beneficiario, además de un donante, que hasta hace unos meses era la Congregación Mariana Trinitaria y que dejó de figurar en el esquema de apoyo, según se puede observar en los respectivos convenios con municipios.

Alianza Sustentable también ha sido ejercido por su titular con un criterio que parece clientelar: Huejotzingo, Tlachichuca, Chignahuapan, el distrito 16 de Puebla capital, Zacatlán, San Matías Tlalancaleca, San Salvador el Verde, curiosamente en donde Sánchez tiene familiares y liderazgos del PT.

Calidez Sustentable, por ejemplo, carece de padrón de beneficiarios y también de evidencia gráfica como establece la norma. Más aún, dejó de entregar tanques de almacenamiento de agua, cemento, láminas de fibrocemento, calentadores. Hay municipios a donde no ha llegado la leche, como Izúcar de Matamoros y Tlachichuca.

Además, la titular de la dependencia ha contado “medias verdades” en el programa de proyectos productivos dirigidos a quien estuviera dispuesto a desarrollar esquemas sostenibles y sustentables.

Con un tecnicismo invadió esferas fuera de su competencia para instalar invernaderos, tarea esencial de la Secretaría de Desarrollo Rural, en Ajalpan y Tehuacán y en el informe anual incluyó el municipio del que Miguel Barbosa es originario: Zinacantepec, además de Tepanco de López.

Los desórdenes presupuestales, administrativos y el desaseo para la implementación de un programa insignia de la gestión carece de lógica en la compaginación de fechas. Firmó convenios de colaboración sin lineamientos publicados, publicados el 21 de noviembre, siete días antes.

El miércoles 10, el gobernador dijo en su rueda de prensa habitual de todas las mañanas que el programa continuaría, pero con “otros perfiles”. Nadie más preguntó sobre el tema, pero parece perfilar un cambio en esa dependencia en manos de una petista que desoyó los mensajes entre líneas de un jefe dispuesto a cerrar el paso al uso faccioso de los recursos públicos.

 

@FerMaldonadoMX

Parabólica.mx por Fernando Maldonado