El expresidente del Comité Directivo Municipal del PAN, Gerardo Maldonado Balvanera, ha sido usado de manera recurrente como una  meretriz en tiempos coyunturales. De la dignidad del panismo doctrinario en este personaje, no queda ya nada.

Es en buena medida la definición pública de unos más de los “abajo firmantes” que esta misma semana aparecieron en el desplegado publicado en un diario local, para acusar a Eduardo Rivera Pérez de recurrir al chantaje y manipulación para obtener la candidatura a la presidencia municipal de la capital por el PAN.

Maldonado Balvanera ilustra en buena medida la condición acomodaticia que reúnen algunos de los “liderazgos” que aparecen en ese texto, último esfuerzo para impedir que el ungido en la Ciudad de México por Marko Cortés resultara designado.

El sábado 13 de febrero comía plácido con su familia en un restaurante especializado en asados en la avenida Juárez de la capital. Es probable que antes o después haya firmado el desplegado que generó dos reacciones: visibilizar al grupo que se opuso a su designación y, la más destacada, que la designación finalmente ocurriera.

Ubicar a este panista es importante en la actual coyuntura porque se trata de la personificación del personaje que se sirve de la política para vivir. Basta recordar que fue él quien resultó presidente municipal suplente de Antonio Gali Fayad en 2016.

Y fue él quien se bajó de la posibilidad de ser edil en turno cuando el electo en las unas se fue a buscar la minigubernatura en 2017. Gerardo Maldonado abdicó del sueño de cualquier político en activo: gobernar la ciudad, y no fue gratuito.

En ese 2017 no quiso ser presidente municipal cuando las condiciones estaban dadas, por razones de pesos y no de peso, según dictaban en ese entonces usos y costumbres del grupo que instauró en el poder el fallecido Rafael Moreno Valle Rosas.

“Plata o plomo” parecía ser la consigna de entonces y ya sabemos qué camino escogió el hombre que en 2017 no se atrevió y que en 2021 firmó un desplegado para impedir la candidatura de un correligionario suyo, aún y con la calidad de moral del mercader que puso precio a la posición que pudo ocupar.

Esa es la calidad moral y política de algunos de quienes aparecen en esa publicación. Marcelo García Almaguer, el vocerito del grupo; Eduardo Alcántara Montiel, asesor de Genoveva Huerta y correo entre de transmisión entre ésta y Fernando Manzanilla; Eduardo Morales Garduño, vividor de la política, ineficaz funcionario; la “fernandista” Carolina Beauregard y hasta Pablo Rodríguez Regordosa, imposibilitado para ganar una sola elección en su carrera política.

De la media centena de firmas apenas una mínima porción parece tener la solvencia política y estatura moral para cuestionar las decisiones de las dirigencias del panismo en Puebla y en el país; no más. Y contra eso tendrá que ir el grupo del virtual candidato a la presidencia municipal, ungido en la capital del país.

Es probable que encuentre más obstáculos dentro que fuera de su propio partido este exdirigente panista que por tercera ocasión va a la boleta. La huelga de brazos caídos es siempre un riesgo, sobre todo rodeado, como está, de mercaderes de la política.

 

@FerMaldonadoMX

Parabólica.MX por Fernando Maldonado